Las autoridades de Lisboa han ordenado mantener paralizadas todas las góndolas y funiculares de la ciudad tras publicar un informe preliminar que apunta a un cable defectuoso como causa del accidente fatal que el mes pasado dejó 16 muertos y 21 heridos.
El desastre ocurrió el 3 de septiembre cuando el funicular Gloria, una atracción turística emblemática, descarriló y se estrelló contra un edificio durante la hora punta, provocando la tragedia más grave en la historia reciente de Portugal.
Investigadores de la Oficina para la Investigación de Accidentes Aéreos y Ferroviarios de Portugal determinaron que el cable que conectaba las dos cabinas no debía estar en uso: no cumplía con las especificaciones de Carris (CCFL), la empresa responsable, ni estaba certificado para transportar personas. Además, el cable llevaba en servicio 601 días, superando el límite recomendado de 600 para evitar su degradación.
El informe revela que hubo múltiples fallos internos en los procesos de compra y mantenimiento. Se detectó que el proveedor subcontratado reportó como hechas inspecciones clave que nunca se realizaron realmente, y que el sistema de frenos del funicular no podía detener las cabinas si el cable fallaba, lo que fue conocido dentro de la empresa.
Entre las víctimas había tres ciudadanos británicos identificados: Kayleigh Smith, directora de teatro de 36 años; su pareja, Will Nelson, profesor en Manchester; y Andrew David Kenneth Young, un jubilado de 82 años apasionado por el transporte.
El CEO de Carris, Pedro de Brito Bogas, defendió que el funicular había pasado revisiones completas el año anterior y fue inspeccionado pocas horas antes del accidente, pero no aclaró la profundidad de esas revisiones ni mencionó si se probaron todos los cables.
El accidente conmocionó a Portugal y al Reino Unido. El primer ministro británico, Keir Starmer, expresó que está “profundamente entristecido” por la muerte de los británicos y subrayó el apoyo a las familias afectadas.
Por ahora, el servicio de los funiculares en Lisboa seguirá suspendido hasta que Carris garantice sistemas de freno efectivos y realice una revisión total de sus protocolos de seguridad, según exige el informe oficial.
El tema genera incertidumbre sobre la seguridad de otros servicios públicos en la ciudad que atrae a millones de turistas, mientras las familias de las víctimas continúan rindiendo tributo junto al lugar de la tragedia.
