Paramédicos en Prestwich enfrentaron una decisión imposible tras un parto en casa que terminó con la muerte de Jennifer Cahill, 34 años, y su recién nacida Agnes. La tragedia ocurrió a principios de junio y sigue bajo investigación por el Tribunal de Coronería de Rochdale.
Agnes nació sin respirar alrededor de las 6:44 de la mañana, con el cordón umbilical alrededor del cuello y cubierta de meconio, según el informe del forense. La bebé murió cuatro días después en el hospital debido a hipoxia, falta de oxígeno.
Jennifer sufrió una hemorragia postparto severa con una pérdida estimada entre 1,5 y 2 litros de sangre, que derivó en un paro cardíaco y fallo multiorgánico, falleciendo el 3 de junio.
El consultor obstetra Malcolm Griffiths afirmó en la inyección que ambos podrían haberse salvado si la madre hubiera llegado al hospital antes del nacimiento. “El parto se habría dado en condiciones ideales con monitorización continua y acceso intravenoso”, dijo, añadiendo que Jennifer habría evitado la lesión perineal grave y la hemorragia masiva.
Griffiths también explicó que los signos de sufrimiento fetal por la compresión del cordón habrían sido detectados con monitorización hospitalaria, cambiando el resultado de Agnes.
En plena emergencia, salvar a quién primero
Mark Faulkner, paramédico senior de London Ambulance Service, describió la difícil decisión de la avanzada paramédica en la escena: “Do I go with mum or do I go with baby?” (¿Qué hago, voy con la madre o con el bebé?). Agnes era la prioridad inmediata, pero esa elección fue un “momento que nadie quiere enfrentar”.
Faulkner no criticó el traslado de Agnes al hospital, calificando el manejo de “adecuado y oportuno”, pero sí alertó sobre la falta de observaciones registradas de Jennifer entre las 7:16 y 7:55 am, un período crítico para alguien con riesgo de hemorragia postparto.
La madre ya tenía historial de complicaciones: con su primer hijo en 2021 sufrió una hemorragia postparto y había tenido episiotomía y un parto difícil. Además, portaba la bacteria grupo B Strep y su parto en casa fue considerado “fuera de guías” y “contra el consejo” médico.
Según se relató, la parada cardíaca de Jennifer y la condición grave de Agnes ocurrieron en un contexto de parto prolongado con posición fetal complicada y presión arterial alta detectada, que pudo haber sido indicio de alerta no plenamente atendida.
El forense calificó este caso de “excepcional” y “difícil de anticipar”, destacando que la tasa de partos domiciliarios en embarazos de alto riesgo ha crecido en UK, motivada por el deseo de control y negatividad hacia la atención hospitalaria.
La inyección continúa hoy en el tribunal, donde se esperan más testimonios de expertos que analizarán las decisiones tomadas durante esas fatídicas horas.
