Amazon Web Services (AWS) recuperó esta semana su servicio tras una caída global que dejó fuera de línea a millones de usuarios y empresas durante horas. El epicentro del fallo estuvo en su centro de datos de Virginia del Norte, uno de los más grandes y antiguos de su red.
El problema afectó especialmente al sistema Elastic Compute Cloud (EC2), que es clave para que las empresas puedan ejecutar aplicaciones y gestionar recursos informáticos en la nube. AWS confirmó que la interrupción se debió a fallos en la conectividad y en la API del servicio.
La caída paralizó plataformas tecnológicas de primer nivel, servicios financieros y aerolíneas. Microsoft 365, usado por millones de empleados para trabajar, experimentó interrupciones intermitentes. En transporte, United y Delta sufrieron problemas en los sistemas de emisión de billetes y embarques, afectando a miles de pasajeros en aeropuertos internacionales.
También quedaron inaccesibles servicios como Venmo, popular app para transferencias de dinero, y juegos con gran base de usuarios como Fortnite. Empresas afectadas reportaron una recuperación progresiva a lo largo del día hasta volver al normal.
En España, simultáneamente hubo un fallo técnico en Redsys, principal proveedor de pagos electrónicos que gestiona tarjetas, Bizum y cajeros automáticos. Aunque Redsys aclaró que su problema fue independiente y resuelto en pocas horas, comerciantes y usuarios sintieron el impacto, especialmente en el comercio local de Pontevedra.
Amazon implementó “medidas de mitigación adicionales” para estabilizar su red y evitar más caídas. Pese al incidente, las acciones de la empresa subieron un 0,8% en Wall Street, reflejo del respaldo del mercado a AWS como líder mundial en la nube, con mayor cuota que sus rivales Microsoft Azure y Google Cloud.
Esta interrupción pone de nuevo sobre la mesa la alta dependencia que los servicios digitales tienen de grandes infraestructuras en la nube, y llama la atención sobre la importancia de reforzar la resistencia de estos sistemas críticos.
