Nicolas Sarkozy se convertirá hoy en el primer expresidente francés encarcelado tras su condena por asociación de malfaiteurs en el caso de los fondos libios de 2007. A las 9:30 am está previsto que entre en la prisión de La Santé, en París, donde cumplirá una condena firme de cinco años.
El protocolo de ingreso es estándar, igual para todos los detenidos, pero aplicado con rigor a la figura pública que representa Sarkozy. Al llegar, recibirá un kit de bienvenida que incluye artículos de higiene personal, ropa interior limpia, ropa de cama y utensilios para escribir. Se le entregarán también el reglamento interno y un guía de la prisión.
Luego arrancará un proceso de identificación completo: fotografía, toma de huellas digitales y asignación de un número de interno. Seguirá una revisión exhaustiva y desnudo para asegurar que no ingrese ningún objeto prohibido. Se le confiscarán documentos personales y objetos excepto alianzas, relojes y objetos religiosos, que podrá conservar o guardar en un depósito especial.
Según Patrick Balkany, exrecluso en La Santé, esta es la parte más dura: “Allí somos un número, ya no un nombre”. Sarkozy será recluido inicialmente en el módulo de “arrivants” y colocado en aislamiento para garantizar su seguridad.
Antes de ingresar a su celda, que mide 11 m², tendrá un primer encuentro con un responsable penitenciario donde deberá declarar cualquier problema de salud o necesidades específicas, como régimen alimenticio. En los días siguientes, pasará más entrevistas médicas y administrativas.
Desde su cuenta oficial en Twitter, Sarkozy reiteró su inocencia:
“Es un inocente que se encierra. La verdad triunfará, pero el precio a pagar es enorme.”
La prisión de La Santé cuenta con un historial de reclusos célebres y condiciones que, si bien son duras, se apegan a las normas penitenciarias francesas. La llegada de un exmandatario como Sarkozy ha generado gran expectación, tanto dentro del sistema penitenciario como en el panorama político nacional.
