Guinea-Bisáu enfrentará un doble escrutinio el 23 de noviembre de 2025 con elecciones presidenciales y legislativas convocadas tras casi dos años sin Parlamento. El presidente en funciones, Umaro Sissoco Embaló, se presenta para un segundo mandato en medio de tensiones políticas crecientes.
Embalo parte como favorito, apoyado por un campo electoral despejado tras la exclusión de su principal rival, Domingos Simões Pereira, conocido por sus siglas “DSP”. Pereira fue derrotado por Embaló en 2019 en segunda vuelta y ahora se encuentra fuera del doble proceso electoral, lo que agudiza la crisis política.
La suspensión de la Asamblea Nacional hace casi dos años sigue siendo un factor clave. La oposición, reunida en una coalición principal, denuncia que el proceso electoral favorece al presidente y busca reorganizarse a pesar de la exclusión oficial.
La situación en Guinea-Bisáu es observada con preocupación en la región por el riesgo a la inestabilidad política y la posibilidad de que esta contienda intensifique las divisiones internas.
Las legislativas y presidenciales se desarrollan en paralelo, un escenario que podría terminar de consolidar el poder de Embaló si logra una victoria limpia, pero la exclusión de la oposición amenaza con afectar la legitimidad del resultado.
En la última década, Guinea-Bisáu ha sido escenario frecuente de elecciones marcadas por la desconfianza y conflictos políticos que complican la gobernabilidad. La atención internacional estará puesta en el desarrollo del voto y en que la jornada se desarrolle sin incidentes.
El 23 de noviembre será clave para el futuro político del país, con un presidente decidido a mantener el poder y una oposición fuera de las urnas que mantiene la presión desde fuera.
