Donald Trump ordenó demoler el ala este de la Casa Blanca para levantar un nuevo salón de baile valorado en $250 millones. El proyecto será financiado con fondos privados, aportados por grandes donantes y empresas tecnológicas como Apple, Amazon, Lockheed Martin y Coinbase.
Esta remodelación representa un cambio significativo en la histórica residencia presidencial, desplazando funciones y espacios clave. El ala este, conocida por su arquitectura icónica, será reemplazada totalmente por esta nueva construcción.
Fuentes cercanas al equipo de Trump confirmaron que el salón tendrá capacidad para eventos exclusivos y se prevé que sirva como espacio para reuniones de alto perfil y eventos sociales. Aseguran que el financiamiento privado busca evitar imprevistos en el presupuesto público.
Las firmas tecnológicas involucradas no han emitido comentarios públicos sobre su participación, pero la alianza con estas compañías muestra la influencia creciente del sector privado en remodelaciones históricas del gobierno estadounidense.
El anuncio ha generado reacciones divididas en Washington. Algunos críticos cuestionan la prioridad de una obra millonaria en tiempos de tensiones políticas y económicas, mientras otros apoyan la visión de modernizar la Casa Blanca para usos contemporáneos.
Por ahora, el proyecto avanza con rapidez y sin retrasos aparentes. Se espera que la obra se complete en los próximos meses, transformando una de las zonas más emblemáticas de la Casa Blanca.
