El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado esta semana que en España se acabará con el cambio de hora, una medida que la Comisión Europea había señalado como obsoleta desde 2018.
Por primera vez, un mandatario español rompe el silencio oficial y reconoce que el cambio entre horario de invierno y verano tiene que dejar de aplicarse. La noticia ha generado un debate encendido en todas partes: oficinas, grupos de amigos y familias. La pregunta que domina ahora es clara: ¿España se quedará con el horario de verano o con el de invierno?
La polémica no es nueva. Cada vez que se acerca el cambio horario reaparece la discusión sobre sus efectos sobre la economía y la salud. Madrugar en la oscuridad o que anochezca muy temprano son las quejas frecuentes. Desde 2018, la Comisión Europea ha recomendado acabar con estos ajustes semestrales, pero ningún país había avanzado con decisión hasta ahora.
Antonio Martínez Ron, jefe de ciencia de elDiario.es, ha participado en la cobertura del tema que ha vuelto a la palestra tras las palabras de Sánchez. Se trata de un dilema con muchas aristas: el impacto sobre la productividad, el consumo energético, pero también la salud física y mental de la población.
La propuesta de Sánchez llega justo en el momento en que Europa debate fijar una hora estándar y evitar cambios. Sin embargo, no ha especificado cuál horario se adoptará de forma definitiva. El debate social ya está en marcha con argumentos a favor de ambos: el horario de verano ofrece más luz al final del día, mientras que el de invierno permite madrugar con luz natural.
El Gobierno todavía no ha anunciado un calendario ni una ley específica para aplicar el cambio definitivo. Mientras, miles de españoles vuelven a cuestionar una tradición que muchos consideran desfasada. El siguiente paso será decidir técnicamente y políticamente qué horario se mantiene.
La decisión no es menor: España lleva décadas con su huso horario único y vinculado fuera de sincronía con el sol real, una cuestión que afecta el biorritmo nacional. Con la supresión del cambio, se pone sobre la mesa una revisión completa del calendario horario que podría afectar desde el sector energético hasta el estilo de vida de los ciudadanos.
El debate sigue abierto y se espera que el Gobierno dé más detalles en las próximas semanas. Mientras tanto, el cambio de hora traduce un choque cultural y económico que ya no podrá ignorarse.
