Patrice Faure, cercano colaborador del presidente Emmanuel Macron, fue nombrado esta semana prefecto de policía de París, en un movimiento clave para la seguridad y la política de la capital francesa, confirmó la portavoz del Gobierno. Su nombramiento se produjo tras la salida de Laurent Nuñez, ahora ministro del Interior.
Faure, de 58 años y actual director de gabinete de Macron desde principios del año, asume la dirección de la prefectura de policía (PP), una institución con 43,000 agentes que funciona casi como un “Estado dentro del Estado” en el corazón de París, en la Isla de la Cité. Este cargo es ampliamente considerado el puesto con mayor acceso a información sensible sobre la capital y su seguridad.
Con un recorrido poco convencional, Faure proviene de un entorno modesto y originalmente se formó en pastelería. Posteriormente, completó estudios en historia y matemáticas antes de iniciar su carrera militar. Ascendió como suboficial y en 2002 empezó en servicios de inteligencia exteriores (DGSE). En 2004, fue jefe del gabinete militar del Ministerio de Ultramar.
Sus roles posteriores fueron cada vez más destacados: pasó por una dirección en la prefectura de policía en 2016 y fue prefecto de Guyana Francesa en 2017 durante un período de fuerte movilización social, evento que llamó la atención de Macron durante una visita a la región amazónica.
“El problema de la administración francesa es que hay más slips en dotación que pares de cojones”, dijo Faure en ese entonces, un comentario que muchos interpretaron como un mensaje directo hacia la alta función pública y la Élysée.
Esta designación evidencia la voluntad de Macron de consolidar la confianza en su entorno cercano para un puesto estratégico que combina la gestión diaria de la seguridad urbana con un peso político muy relevante. La prefectura de policía maneja desafíos variados que van desde la lucha contra la delincuencia hasta la gestión de manifestaciones y amenazas terroristas.
Faure, padre de seis hijos y con amplia experiencia en seguridad e inteligencia, tendrá ahora la responsabilidad plena de uno de los servicios públicos más vigilados y criticos de Francia. Su paso a la jefatura de la policía parisina también refuerza la línea presidencial en un momento marcado por tensiones sociales y desafíos de seguridad en la capital.
Este cambio se da en paralelo con la remodelación del Gobierno que mantuvo a Macron al mando, pero que coloca a Nuñez en un puesto clave para la política de seguridad nacional. La coordinación entre ambos será observada de cerca por especialistas y analistas políticos.
La prefectura de policía, con sede en una de las zonas más emblemáticas de París, no solo es una institución policial sino un verdadero centro neurálgico para la inteligencia y el seguimiento de la situación en la capital. Su jefe es, en la práctica, el oficial mejor informado sobre todo lo que acontece en París.
Patrice Faure asume un cargo con mucha presión y visibilidad, con la misión de mantener la seguridad en una ciudad que no solo enfrenta problemas de orden público sino también desafíos de amenaza terrorista y grandes concentraciones de protesta social.
