En apenas 15 días, cerca de US$5.000 millones salieron del sistema financiero argentino en medio de una escalada récord en la dolarización, un fenómeno que se da pese a la inédita ayuda del Tesoro de Estados Unidos y las políticas oficiales para contener el tipo de cambio.
Los depósitos en pesos del sector privado cayeron un 8,4%, lo que equivale a $8,43 billones, o unos US$6.000 millones calculados al dólar promedio de la quincena. Al mismo tiempo crecieron en US$1.269 millones los depósitos en dólares, que ya suman más de US$35.000 millones. El resto, unos US$4.700 millones en moneda extranjera, habría sido retirado para guardarse “bajo el colchón” o transferirse al exterior.
El ministro de Economía, Luis Caputo, aseguró que “no habrá cambios en la política cambiaria tras las elecciones”, manteniendo las controvertidas bandas de flotación. Pero el mercado dudó y siguió presionando. El dólar mayorista cerró esta semana a $1.488,42, apenas tres pesos por debajo del techo de la banda, mientras el dólar blue alcanzó un récord histórico de $1.550.
Los dólares financieros también subieron: el contado con liquidación (CCL) tocó $1.612,49, y el dólar MEP opera por encima de los $1.590. Para los viajeros, el dólar tarjeta llega ya a $1.969 sumando el impuesto adelanto a cuenta de Ganancias.
La tensión cambiaria se atribuye a la búsqueda de cobertura previa a las elecciones legislativas del domingo. Además, las importaciones adelantadas aumentan la demanda de divisas. El mercado espera modificaciones en el régimen cambiario, gane quien gane.
Las advertencias llegan también del exterior: el Financial Times pronostica un fracaso en la estabilización y el banco francés BNP Paribas anunció que sale de sus posiciones en el peso argentino tras registrar una pérdida del 8,1%.
Ricardo Arriazu: “Si las elecciones salen mal, se acaba la ayuda de EE.UU. y el dólar no tiene precio”
El economista alineado con el gobierno advirtió que la clave para mantener la estabilidad es el resultado electoral. Si el oficialismo logra un tercio de los legisladores, mantiene apoyo externo. Si no, la ayuda estadounidense se cortará y el dólar se disparará.
Arriazu ratificó que el Gobierno hará “lo imposible para evitar una devaluación inmediata” y destacó la importancia de sostener las bandas de flotación como herramienta para las instituciones. Pero admitió que la incertidumbre y la falta de confianza pesan cada vez más.
Con la economía en tensión, la deuda pública al 19% del PBI sigue siendo un factor clave. Los mercados anticipan meses de ajuste y posible devaluación. El Gobierno prepara el presupuesto para un escenario con resultados electorales favorables, pero el mercado mira solo el dólar.
La realidad es clara: la fuga millonaria, la demanda masiva de dólares y la presión financiera parecen anticipar un salto en el tipo de cambio en las próximas semanas, sea cual sea el desenlace político.
