El clásico bizcocho de yogur vuelve a escena con un secreto simple para lograrlo más esponjoso que nunca. La famosa “regla del 1-2-3” utiliza el vasito de yogur como medida y facilita prepararlo sin balanza ni equipos especiales.
El método es concreto: 1 medida de aceite suave, 2 de azúcar blanco, 3 huevos, 1 yogur natural, 3 medidas de harina tamizada con un sobre de levadura química. Se mezclan en ese orden, cuidando que cada huevo quede bien integrado antes de sumar el siguiente.
El horno se precalienta a 180 ºC con calor arriba y abajo y la cocción dura 50 minutos. Se recomienda cubrir con papel aluminio si la superficie se dora demasiado después de media hora.
Para un molde, que puede ser alargado de 23 x 10 cm o redondo de 16-18 cm, se engrasa y se forra o espolvorea con harina para evitar que se pegue. Al salir del horno, el bizcocho se deja reposar 15 minutos antes de desmoldar y enfriar por completo.
Esta receta rinde 8 porciones, con un aporte calórico de 377 kcal por porción. Su sabor neutro permite usar yogures aromatizados o añadir ralladuras de limón, naranja o canela para variaciones.
Ideal para desayunos o meriendas, este bizcocho mantiene el sabor tradicional que heredaron madres y abuelas, adaptado para la cocina de hoy, simple y con resultados garantizados.


































