Los fármacos inmunoconjugados (ADC), que combinan anticuerpos y quimioterapia para atacar tumores con precisión, representan un avance firme en la lucha contra varios tipos de cáncer.
Estos medicamentos funcionan como un caballo de Troya: el anticuerpo localiza la célula tumoral y libera la quimioterapia directamente en su interior, minimizando el daño en tejidos sanos. La Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO) validó esta técnica reciente, mostrando resultados positivos en cánceres de mama, ovario, endometrio y páncreas.
En el caso del cáncer de mama HER2+, el fármaco trastuzumab-deruxtecan ha mejorado la supervivencia en fases avanzadas. Para tumores triple negativos, hasta ahora con pocas opciones, el sacituzumab govitecán ha extendido la supervivencia libre de progresión de 7 a casi 10 meses frente a la quimioterapia estándar.
Los ADC no solo funcionan en enfermedad avanzada. En cáncer HER2+ precoz y de alto riesgo, combinarlos con terapias habituales antes de cirugía aumentó en un 11% la respuesta patológica completa, un dato clave para disminuir recaídas.
Pese a estos avances, los ADC aún tienen efectos secundarios y no son una solución total. La resistencia tumoral es un desafío: algunos cánceres cambian para evadir los tratamientos. Por eso, identificar a los pacientes que más se beneficiarán es fundamental.
La investigación avanza rápido. Futuras combinaciones incluyen ADC con inmunoterapia, radioligandos o quimioterapias múltiples dentro de un anticuerpo. Esta “autopista” hacia la medicina personalizada promete tratamientos más selectivos y menos invasivos.
Este desarrollo cobra relevancia también en España, donde el debate sobre el cribado y diagnóstico precoz del cáncer de mama está en el foco tras investigaciones policiales en Andalucía. Mejorar tratamientos paralelamente a la detección es clave para frenar la pandemia de cáncer.
Los ADC no solo prolongan vidas, también empiezan a transformar el pronóstico en tumores agresivos y metastásicos, un paso firme hacia terapias inteligentes que combinan precisión quirúrgica y química potente. La oncología vive una revolución tangible, con un arsenal que hace menos letal el cáncer.
































