El presidente de Montenegro, Jakov Milatovic, entregó ayer en la residencia oficial Vila Gorica la Orden Crnogorske velike zvijezde al fallecido mitropolita Amfilohije Radović, máximo líder de la Iglesia Ortodoxa Serbia en Montenegro. La condecoración, de carácter póstumo, fue recibida por su sucesor en el cargo, el metropolita Joanikije Mićović, con la presencia del hermano del homenajeado, Pavić Radović, quien asistió en nombre de la familia.
Milatovic destacó que el reconocimiento simboliza el aporte decisivo de Amfilohije en fortalecer el prestigio internacional de Montenegro y preservar la tradición espiritual y la paz social en momentos claves de la historia moderna del país. Subrayó que fue un “puente entre espiritualidad y conocimiento” y un “pilar de estabilidad” durante procesos difíciles como el referéndum de independencia y las protestas conocidas como litije 2019-2020, marchas masivas religiosas en defensa de la Iglesia.
A pesar de que la Constitución de Montenegro establece un Estado laico y la separación Iglesia-Estado, Milatovic enfatizó la defensa del país “a través de la fe” y resaltó el papel del mitropolita como líder moral en una sociedad dividida. La ceremonia se realizó sin presencia de medios, y el presidente corrigió una confusión anterior: aclaró que la orden atribuida no es el máximo galardón nacional, sino la Gran Estrella de Montenegro, reservada a contribuir al prestigio internacional.
El metropolita Joanikije, al aceptar la medalla, recordó al poeta Njegoš y definió a Amfilohije como una luz espiritual que sigue iluminando Montenegro y su pueblo. La entrega coincidió con el quinto aniversario de su fallecimiento y sirvió de antesala para el próximo 28 de octubre, fecha en que se inaugurará un monumento al mitropolita en la localidad de Kolašin. La estatua de casi cuatro metros será un símbolo permanente de su legado en Montenegro.
La condecoración generó críticas en sectores religiosos serbios. Fotije, metropolita de Zvornik-Tuzla, rechazó las declaraciones de Milatovic que sugirieron un nacionalismo montenegrino en Amfilohije, enfatizando que el mitropolita siempre defendió la unidad histórica entre Serbia y Montenegro y que la protesta religiosa fue por proteger la propiedad de la Iglesia Serbia en Montenegro, no por reforzar la independencia del Estado montenegrino.
Milatovic también fue cuestionado por mantener en secreto hasta minutos antes del acto el nombre exacto de la orden que se otorgó. Este gesto fue interpretado como un intento de minimizar la polémica generada en los días previos sobre la celebración del galardón a una figura tan controvertida en la política y la sociedad montenegrina.
En un país profundamente marcado por tensiones religiosas y nacionales, el homenaje a Amfilohije resume el choque entre identidades y la búsqueda oficial de unidad bajo un marco estatal secular, pero con reconocimientos de líderes que simbolizan a parte importante de la población.
































