Las constantes inundaciones en el Área Metropolitana de Guadalajara (AMG) no se deben solo a “lluvias atípicas”, pidieron expertos. Eduardo Cuesta Sánchez, de la Organización DINARQ, responsabilizó a la mala planeación urbana y al crecimiento desmedido sin controles por el caos que genera cada temporada de lluvias.
“La voracidad inmobiliaria ha cubierto de concreto gran parte de la metrópoli, afectando la capacidad natural de infiltración del agua y saturando vías y arroyos”, dijo Cuesta Sánchez. Según él, las autoridades usan el argumento de lluvias fuertes, vinculadas al monzón mexicano, para justificar las inundaciones, pero la realidad es que Guadalajara está mal preparada para captar y evacuar el agua.
El arquitecto detalló que el problema tiene dos causas clave: planeación deficiente que no respeta los escurrimientos pluviales y falta de educación ciudadana. “Gran parte de las pocas zonas naturales para el agua se bloquean con basura, lo que intensifica las anegaciones año tras año”, explicó.
Por si fuera poco, los permisos de construcción se otorgan sin un plan integral que contemple el impacto en el drenaje. Aunque el suelo del AMG es permeable, las planchas de concreto y estacionamientos subterráneos han eliminado estas áreas donde antes se infiltraba el agua.
Cuesta Sánchez pidió un manejo urgente y serio del agua pluvial: infiltrar el agua en el subsuelo para recuperar mantos freáticos, implementar drenaje profundo, y hacer estudios técnicos que respalden las decisiones. “El plan sexenal anunciado por el gobernador Pablo Lemus debe sumar análisis profundos y expertos en hidrología”, añadió.
La falta de soluciones rápidas tiene consecuencias concretas: daños a la propiedad privada, vehículos y patrimonio. Las inundaciones se han vuelto cotidianas, afectando a distintos sectores de la ciudad cada pocos días.
“Cada dos, tres días se está inundado, ahora en el norte, ahora en el sur, ahora en el oriente, ahora en el centro. Eso no es calidad de vida para una zona metropolitana”, concluyó Cuesta Sánchez.
El llamado es claro: quitar el discurso de lluvias extraordinarias como excusa y enfrentar de inmediato la crisis de planeación que sufren Guadalajara y municipios aledaños.
