La alimentación doméstica en Reino Unido enfrenta un consejo simple pero poco conocido: las latas abiertas no deben quedarse en su envase original y tienen una vida útil corta en la nevera.
Expertos locales y fuentes como Klix advierten que tras abrir una lata, el contenido debe trasladarse a un recipiente limpio y hermético, preferiblemente de vidrio o plástico. De lo contrario, el sabor puede cambiar y la comida estropearse más rápido.
El límite general es de cuatro días para la mayoría de los alimentos en lata, siempre refrigerados. El atún es la excepción más notable con una duración recomendada de tres días.
Otros productos como guisantes, maíz o alubias pueden conservarse hasta cuatro días. Las salsas de tomate y las conservas de carne o paté deben usarse preferentemente en dos o tres días.
Pasado este tiempo, aunque la comida parezca en buen estado, pueden aparecer cambios en el olor, color y textura que indican riesgo sanitario. La aparición de capas viscosas o mal olor son señales claras para desechar el contenido.
Este consejo llega en un momento en que la gestión de alimentos en el hogar gana protagonismo en Reino Unido, con un enfoque creciente en evitar el desperdicio sin poner en riesgo la salud.
En resumen, una vez abierta, una lata debe considerarse como comida fresca y nunca conservarse más de cuatro días en la nevera, siempre en un recipiente adecuado y cerrado.


































