La madrugada del 7 al 8 de mayo desaparecieron cinco caballos Comtois de la granja de Amaury Trouillot en Étalans, Doubs, Francia. Tras meses sin pistas, la búsqueda se extendió a Alemania, República Checa, Eslovaquia y Hungría. Para sorpresa de todos, los animales aparecieron a miles de kilómetros, en Rumania.
Una redada en octubre a cargo de la Fiscalía General de Rumania reveló un esquema ilegal de tráfico de caballos que conectaba ambos países. Durante la operación se encontraron más caballos robados, aunque de los seis originales solo cuatro están localizados. Dos siguen desaparecidos. El valor estimado por animal es de 5,500 euros.
El robo causó conmoción entre ganaderos y activistas. Un fiscal comentó que “estos caballos no iban para carne, sino que se usan por su fuerza en trabajos forestales”, lo que descartó la hipótesis de una venta masiva para sacrificio. Hasta ahora hay cinco implicados: tres detenidos en Rumania y dos en Francia, donde el robo organizado puede alcanzar pena de hasta 15 años de cárcel.
A pesar de localizar a los caballos, el ganadero sigue sin recuperarlos. No tiene seguro contra robo, sólo contra daños. Transportarlos de regreso costará 5,000 euros, suma que cubrirá inicialmente la Asociación Nacional del Caballo de Tiro Comtois, pero que el granjero deberá devolver. Para completar este gasto y reunir recursos, abrió una campaña de donaciones en redes sociales.
El caso ha generado apoyo en la comunidad ganadera y entre usuarios que exigen justicia. Sin embargo, la investigación sigue abierta y la recuperación total de los animales no está garantizada.


































