Samantha Jones, de 47 años y natural de Hendy, Reino Unido, se ha convertido en un rostro inesperado de la lucha contra el cáncer de mama. Tras ser diagnosticada en diciembre de 2024 y recibir el alta médica en 2025, Samantha empezó una campaña visual y directa para llamar la atención sobre la importancia de la autoexploración mamaria.
La alerta temprana vino de su marido, Leighton, quien en septiembre de 2024 notó un bulto pequeño durante un momento íntimo. En ese momento no le dieron gran importancia, pero meses después creció hasta el tamaño de una pelota de ping pong, momento en que Samantha buscó atención médica.
Los médicos tuvieron inicialmente dificultades para identificar el bulto. Un mamograma no mostró anormalidades, pero un escáner CT reveló un tumor de 12 mm y varios nodos linfáticos sospechosos. En enero, recibió el diagnóstico de cáncer de mama HR2 con afectación linfática, lo que aceleró el inicio de un tratamiento agresivo.
Samantha enfrentó quimioterapia, una lumpectomía y extirpación de ganglios en el hospital Prince Philip de Llanelli. Tras semanas difíciles y pérdida de peso significativa, pudo celebrar que estaba libre de cáncer. Sin embargo, le quedan 15 rondas de radioterapia y una década de tratamiento preventivo por delante.
Decidida a convertir su experiencia en acción, Samantha inició su particular campaña de concienciación este octubre, mes de sensibilización sobre el cáncer de mama en el Reino Unido. Usando dos bollos y una cámara, comenzó a hacerse fotos en su casa y con apoyo de negocios locales de Hendy –desde el club de rugby hasta la panadería y peluquerías– para difundir el mensaje.
“Su línea favorita es ‘un toque rápido salva vidas’ y cuánta razón tiene”, dijo Samantha.
Su iniciativa, que ha sorprendido y movilizado a la comunidad local a través de redes sociales, insta a hombres y mujeres a revisarse regularmente sin miedo ni vergüenza. Además, critica la desinformación y el rechazo a acudir a mamografías, un procedimiento que define como vital y breve.
Samantha agregó que sufrió momentos oscuros donde pensó que el cáncer sería su sentencia de muerte, pero ahora usa esa experiencia para fortalecer y educar a otros. “No quiero que sea solo octubre, esto debe ser todo el año”, afirmó con determinación.
Su historia resalta la importancia de la detección temprana del cáncer de mama y el impacto que un simple gesto puede tener en salvar vidas.

































