El presidente Gustavo Petro reaccionó rápidamente para defender a su hija menor, Antonella Petro, después de que el ministro de Educación, Daniel Rojas Medellín, difundiera un video suyo en redes sociales.
Antonella, de 17 años, publicó en TikTok un clip donde suena un fragmento de Silvestre Dangond con la frase “¿Qué no han dicho? Ya no me importa, que digan lo que digan, porque somos los que somos y estamos los que estamos”, que muchos interpretan como una respuesta a las críticas que recibe la familia presidencial desde el inicio del gobierno.
El ministro Rojas replicó el video en su cuenta de X (antes Twitter), una acción inusual para un funcionario de alto nivel y que generó sorpresa. La difusión llevó a que Petro emitiera un escueto pero claro mensaje:
“Mi hija menor de edad, Antonella”
La frase incendiaria dejó abierta la duda sobre si Petro desconocía que había sido su propio ministro quien expuso a la joven o si quiso marcar una advertencia interna para que no se utilice a su familia en polémicas políticas.
En redes, usuarios debatieron sobre la prudencia y el respeto hacia la menor. Algunos criticaron la exposición excesiva de Antonella y cuestionaron al ministro por compartir el video. Otros defendieron al presidente y a su familia, rechazando ataques personales que no tienen que ver con su gestión.
Este incidente ocurrió en un contexto de fuerte escrutinio público a la familia Petro. Mientras Antonella enfrenta presiones mediáticas por ser menor, el primogénito del presidente, Nicolás Petro Burgos, está ante investigaciones por presuntos delitos financieros. Además, la primera dama, Verónica Alcocer, ha sido cuestionada por su ausencia prolongada del país y su participación en eventos internacionales, así como la supuesta dependencia económica de los hijos del mandatario del Estado.
El debate subraya la línea delicada que debe mantener una figura pública en el manejo de su vida privada y las redes sociales, especialmente cuando involucra a menores. La difusión indiscriminada del video y la rápida respuesta presidencial pusieron a Antonella en el ojo público.
En definitiva, expertos y usuarios coinciden: la exposición no fue positiva para ninguna de las partes. La menor no debió viralizar ese contenido, el ministro no debió compartirlo y el presidente, al responder, amplificó el foco de atención sobre su familia.

































