Una mujer de 28 años alertó a la policía en Besançon en la madrugada del viernes 24 de octubre, manifestando estar en peligro y solicitando asistencia policial y médica. La llamada se produjo poco antes de las 2 a. m. en la calle Gérard-Mantion.
Los agentes de la brigade cynophile acudieron al lugar y encontraron a la joven en evidente estado de intoxicación alcohólica. Al intentar tomarla bajo custodia para garantizar su seguridad, la mujer reaccionó agresivamente, insultando a los policías y tratando de morderlos.
Tras ser detenida, fue presentada ante un oficial del Grupo de apoyo judicial (GAJ) y puesta en garde à vue por insultos y resistencia a la autoridad. Debido a antecedentes depresivos y una interrupción en su tratamiento, fue trasladada por los bomberos al hospital Jean-Minjoz.
Un médico del centro confirmó que su estado de salud no impedía la continuación de la detención. En su declaración, la acusada admitió los hechos pero aseguró no recordarlos. La justicia la citará en enero para responder ante el delegado del fiscal.
Este episodio en Besançon ilustra las dificultades que pueden surgir durante intervenciones policiales relacionadas con problemas de salud mental y consumo de alcohol, y deja abierta la pregunta de cómo mejorar la gestión en estos casos.

































