El Gobierno nacional acelera una reforma laboral y tributaria tras el triunfo en las elecciones legislativas, con impactos directos en negociaciones salariales y el sistema impositivo argentino.
En el espacio conocido como Consejo de Mayo, donde confluyen representantes empresariales, sindicales y funcionarios del Ejecutivo, se debaten los diez puntos del Pacto de Mayo. El foco está en modernizar el mercado laboral y ajustar impuestos clave como el IVA y el impuesto a las Ganancias.
Entre las novedades, el proyecto propone implementar aumentos salariales individuales por mérito, que permitirán a las empresas premiar la productividad, algo que podría modificar las tradicionales paritarias generales. También se planea reducir la alta litigiosidad laboral forzando acuerdos paritarios por empresa y no sólo por actividad.
En materia tributaria, la reforma busca eliminar impuestos con baja recaudación, como el impuesto al cheque, y simplificar Ganancias. Se estudia subir las deducciones y readecuar las escalas para aliviar la presión fiscal sobre trabajadores.
Uno de los puntos más complejos es el desdoblamiento del IVA: una alícuota nacional básica más un porcentaje extra que cada gobernador podrá decidir según su necesidad de recaudación. La medida plantea un cambio profundo en la estructura tributaria provincial y un nuevo esquema de recaudación compartida.
El Gobierno sostiene que esos cambios buscan atraer inversión y dinamizar la economía, pero la discusión en el Congreso y en los sectores involucrados aún está abierta. El avance en el Consejo de Mayo es un primer paso, pero quedan definiciones clave por delante.
Los sindicatos están atentos a cómo se aplicarán los aumentos por mérito y a las modificaciones en las indemnizaciones por despido, otro eje del debate actual.
En resumen, la reforma laboral y tributaria oficialista apunta a flexibilizar negociaciones salariales y modernizar impuestos para impulsar el crecimiento económico, en un contexto de alta inflación y necesidad de inversión.
