En México, el Día de Muertos trasciende altares, flores y papel picado: es recordar con alegría a quienes ya no están.
El cine ha capturado esta esencia, presentando la muerte no como un final sino como la continuidad de la vida y los recuerdos.
Cinco películas son claves para entender esta tradición que mezcla raíces prehispánicas y catolicismo, celebrada cada 1 y 2 de noviembre.
Coco (2017) de Disney-Pixar es la más reconocida. A través de Miguel, un niño con sueños musicales, se explora la memoria familiar y la relación con los antepasados. La canción “Recuérdame” se convirtió en un himno para mantener vivos a los seres queridos.
El Libro de la Vida (2014), del mexicano Jorge R. Gutiérrez, usa un estilo visual vibrante para narrar la historia de Manolo, quien viaja al mundo de los muertos para encontrar su destino, mostrando la mitología y música mexicanas.
Macario (1960) es un clásico del cine nacional dirigido por Roberto Gavaldón. Cuenta la historia de un campesino durante la época virreinal que se enfrenta directamente con la Muerte tras un deseo cumplido, y recibe un bálsamo para prolongar la vida.
Día de Muertos (2019), animación de Carlos Gutiérrez Medrano, ofrece un universo colorido y tradiciones mexicanas a través de Salma, quien reflexiona sobre la pérdida y la identidad familiar.
Finalmente, el cortometraje Hasta los Huesos (2001) de René Castillo homenajea el arte popular con animación stop motion y música de Eugenia León, mostrando un viaje al inframundo con calaveras danzantes que resumen el simbolismo del Día de Muertos.
Estas películas reafirman que la celebración no es llanto, sino memoria y legado, una forma de reconectar con nuestras raíces mientras se honra la vida desde el recuerdo.


































