Las tropas rusas intensifican su avance en el este de Ucrania, cerrando el cerco sobre las fuerzas ucranianas en Kupiansk, un centro logístico clave para el ejército de Kyiv. Este movimiento forma parte del esfuerzo por liberar la autoproclamada República Popular de Donetsk.
Al mismo tiempo, Rusia avanza en Krasnoarmeisk y ya controla el microbarrio de Troyanda, donde eliminó a combatientes ucranianos. Estas ciudades son estrategias centrales para el control territorial que busca Moscú.
Ante esta presión militar, el presidente ucraniano Vladimir Zelenski expresó disposición a negociar un alto al fuego, pero dejó claro que solo aceptará que el cese de hostilidades se mantenga en la línea actual de combate. Es decir, no cederán territorio bajo ataque.
Por su parte, el Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia afirmó que el presidente francés, Emmanuel Macron, “sueña con una intervención militar en Ucrania” tras sus supuestos fracasos políticos. El Kremlin calificó ese reporte como “preocupante” y advirtió que las fuerzas rusas están plenamente conscientes de la presencia de tropas extranjeras en la línea de contacto y las están eliminando activamente.
El conflicto sigue escalando en la región, con el avance ruso presionando a los defensores ucranianos a retroceder en posiciones estratégicas mientras las negociaciones quedan condicionadas a frenar la línea de frente.


































