La polémica entre Luis García Montero, director del Instituto Cervantes, y Santiago Muñoz Machado, presidente de la Real Academia Española (RAE), suma un nuevo capítulo con ataques cruzados donde la poesía y las acusaciones personales salpican el debate.
Todo comenzó cuando Montero, en una rueda de prensa sin mucha conexión con el tema, lanzó que Muñoz Machado, catedrático de Derecho Administrativo, “hacía negocios”. Esta afirmación prendió la mecha en un ambiente ya tenso entre el mundo literario y académico. Muñoz Machado, criticado siempre por su escaso perfil literario, ha logrado sanear económicamente la RAE, lo que le granjea respeto entre algunos sectores.
Montero, considerado de facto ministro de Cultura por su influencia y cercanía al PSOE, es voz habitual en medios y plataformas culturales. Su poder y su pasado político, como candidato de IU en Madrid, le sitúan en el centro de la cultura y la política, pero también en el ojo del huracán.
Esta disputa no es solo personal. Figuras como Javier Rioyo, Juan José Téllez, Álvaro Pombo o Pérez Reverte han entrado en la pelea por redes y prensa con opiniones cortantes. Pombo llegó a calificar a Montero como “poeta menor, agradablemente menor, pero faltón”. Reverte, acostumbrado a polémicas, no ha dudado en tomar partido, sumando leña al fuego.
El debate gira en torno a un verso de Montero que para algunos es poesía moderna y sublime y para otros un coloquialismo vulgar: “Tú me llamas, amor, yo pido un taxi”. La discusión incluye detalles como la correcta colocación de una coma, una pelea que ha dividido a filólogos y aficionados en dos bandos irreconciliables.
García Montero, quien abandonó la Universidad de Granada por un ambiente “irrespirable”, ha vivido desde hace años la guerra interna entre poetas, cargada de rivalidades y votos en premios literarios. Ahora, este choque de gigantografía cultural sucede en vísperas de un congreso sobre la lengua española en Perú, lo que añade presión a la imagen internacional de ambas instituciones.
La lucha entre uno de los grandes referentes poéticos actuales y el máximo responsable de la RAE enciende el debate sobre la modernización, el poder cultural y la ideología en la administración del idioma español. Esta batalla tampoco es ajena a la política, donde Montero se acerca más al PSOE tras su paso fallido por IU.
Se trata de una pugna que va más allá de la literatura: es poder, control y prestigio en instituciones clave para la cultura española y su proyección global. Mientras tanto, los aficionados y expertos discuten si la poesía puede o debe adaptarse a los tiempos de Uber y los taxis – o si el verso de Montero entra directamente en el canon de la lírica española del siglo XXI.


































