Una operación policial masiva en las favelas de Penha y Alemão, al norte de Río de Janeiro, dejó al menos 64 muertos, entre ellos cuatro policías, en la jornada más violenta contra el crimen organizado en la historia reciente de la ciudad.
Más de 2.500 agentes participaron en el operativo contra el Comando Vermelho, la principal banda narco de Río y una de las más poderosas de Brasil. Según fuentes oficiales, murieron más de 60 delincuentes en los enfrentamientos, que incluyeron ataques armados intensos y el uso de drones que lanzaban explosivos contra las fuerzas del orden. También se incautaron decenas de fusiles y se detuvo a más de 80 sospechosos.
El gobernador Claudio Castro, aliado de Bolsonaro, defendió la operación como necesaria para recuperar el control del territorio y criticó al gobierno de Lula da Silva por no enviar a los militares ni integrar fuerzas federales en el operativo. Por su parte, la ONU expresó preocupación por la gravedad de los hechos y el alto número de víctimas.
La violencia generó desorden en amplias zonas de la ciudad. Miembros del crimen organizado levantaron barricadas y prendieron fuego en importantes avenidas, afectando el tránsito. Más de 100 líneas de colectivos tuvieron que modificar sus recorridos y varias escuelas públicas cerraron antes de tiempo. El ayuntamiento activó el nivel de alerta y pidió a la población evitar salir y permanecer en lugares seguros.
El caos de este martes recuerda a escenas de guerra y profundiza la crisis de seguridad en Río, donde las luchas territoriales entre bandas y la respuesta policial han escalado en un conflicto que golpea la vida cotidiana de millones.


































