Las Islas Baleares encendieron las alarmas esta semana tras confirmarse la detección de la Trichomyrmex destructor, conocida como la hormiga de Singapur, dentro de un edificio en Palma. Esta especie invasora, una de las más dañinas del planeta, supone un nuevo desafío para el ecosistema y la gestión urbana del archipiélago.
El hallazgo fue comunicado por la empresa de control de plagas Anticimex en colaboración con el Centre de Recerca Ecològica i Aplicacions Forestals (CREAF-UAB). Originaria del sudeste asiático, esta hormiga se diferencia por la estriación transversal en la cabeza y su tamaño entre 1,8 y 3,5 milímetros. Su capacidad para formar colonias con varias reinas y mantener actividad constante en interiores la convierte en una plaga especialmente difícil de erradicar.
Esta no es la primera vez que la Trichomyrmex destructor pisa suelo español. Fue detectada por primera vez en el puerto de Barcelona en 2005, luego en Alicante en 2007, y se establecieron colonias en Málaga y Marbella en 2019 y 2020 respectivamente. Ahora, su aparición en Palma recalca la vulnerabilidad de Baleares ante la entrada de especies invasoras vinculada al tráfico de mercancías y la globalización.
El experto en control de plagas urbanas Carlos Pradera, autor del estudio sobre la detección en Palma, advirtió que esta llegada está “directamente relacionada con el tráfico comercial global y la falta de control en los puntos de entrada de materiales”. Explicó además que estas hormigas suelen viajar ocultas en contenedores, embalajes, plantas ornamentales y materiales de construcción.
La amenaza es doble: en hogares pueden dañar cables, plásticos y tejidos, causando cortocircuitos y averías. Además, contaminan alimentos y provocan picaduras dolorosas. A nivel medioambiental, compiten con las hormigas autóctonas y alteran el equilibrio ecológico local. Sus colonias se esconden en grietas, suelos o instalaciones eléctricas, y se desplazan rápidamente si se sienten amenazadas, lo que dificulta su control.
Hasta ahora, Baleares registra oficialmente la presencia de 16 especies de hormigas exóticas, varias clasificadas como invasoras en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras. Este último hallazgo añade más presión para reforzar la vigilancia, especialmente en puertos y almacenes logísticos.
Las autoridades ambientales y expertos insisten en la importancia de actuar rápido y seguir estrictas medidas de prevención: sellar grietas en viviendas, mantener alimentos bien guardados, evitar restos orgánicos y revisar con atención las mercancías y plantas que llegan del exterior.
“Es fundamental actuar con rapidez y contactar con profesionales especializados, porque la propagación puede ser muy rápida si no se aplican medidas adecuadas”, afirmó Pradera.
Se desaconseja el uso de insecticidas domésticos sin un diagnóstico previo, pues pueden dispersar la plaga aún más. La intervención profesional es clave para aplicar tratamientos efectivos y seguros.
Con el creciente comercio y tránsito marítimo en Baleares, la llegada y asentamiento de especies exóticas como la hormiga de Singapur representa un reto urgente para preservar tanto los entornos naturales como la calidad de vida urbana.

































