El Gobierno presentó un proyecto que cambiaría por completo cómo se otorgan las vacaciones laborales en Argentina. Si se aprueba, las vacaciones ya no deberán tomarse en forma continua, sino que podrán fraccionarse a lo largo del año, aunque con un mínimo de una semana por período.
El proyecto, bautizado “Ley de Promoción de Inversiones y Empleo” y presentado en la Cámara de Diputados por la santafesina Romina Diez, propone que el empleador tenga la facultad de decidir las fechas de las vacaciones, con una notificación por escrito al empleado con al menos 21 días de anticipación.
Además, se establece la obligación de que los trabajadores puedan gozar de vacaciones durante la temporada de verano al menos una vez cada dos años, salvo que renuncien a ese derecho expresamente.
Otro punto clave es la extensión del plazo para usar las vacaciones generadas durante un año calendario. Los empleados podrían tomarlas hasta el 30 de abril del año siguiente, lo que flexibiliza los tiempos para el descanso anual.
En el caso de parejas que trabajen en la misma empresa, la ley también contempla que puedan tomarse vacaciones en simultáneo, si así lo solicitan.
La propuesta de reforma llega en un contexto político con un oficialismo fuerte tras las últimas elecciones y la intención de impulsar cambios profundos en la legislación laboral argentina.
Pero la iniciativa ya genera rechazo en el sector sindical. El co-secretario general de la CGT, Héctor Daer, advirtió que no avalarán ninguna reforma que implique retroceso en derechos laborales.
“Si la reforma laboral es progresiva es una cosa. Nosotros tenemos un concepto de progresión de derechos, pero si es para retroceder no va a haber ninguna negociación de ningún tipo”, sentenció Daer en declaraciones radiales.
Por ahora, la reforma sigue en debate. Queda por verse si el Congreso aprueba la flexibilización del régimen de vacaciones y cómo impactará en el bolsillo y la calidad de vida de los trabajadores argentinos.

































