El parque automotor colombiano sigue dominado por las motocicletas, que representan el 63% del total de vehículos en circulación. Según datos oficiales, circulan 13,2 millones de motos en todo el país, y sus ventas en los primeros nueve meses de 2025 crecieron un 37% en promedio.
La demanda se dispara especialmente en municipios pequeños y emergentes como Sabaneta (Antioquia) con 63.345 motos nuevas, Funza (Cundinamarca) con 45.275 y El Cerrito (Valle) con 36.471 unidades matriculadas. Ciudades como Soacha, Madrid y Mosquera también reportan números elevados.
Expertos coinciden en que el auge se debe a la asequibilidad de las motos frente a los carros. Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo, destacó que la exención en peajes y subsidios como el Soat, sumado a mejores condiciones de crédito, impulsan la compra. “No sorprende que la demanda esté aumentando sustancialmente”, explicó.
Juan Carlos González, presidente de Incolmotos Yamaha:
“Las motos son la respuesta para la movilidad en ciudades y zonas rurales, y fuente clave de ingresos para hogares de estratos bajos.”
En la industria, Bajaj y AKT lideran las ventas, con modelos como la NKD 125 y la Boxer CT 100 ES Spoke, que son básicos y prácticos para trabajadores. Nicolás Rendón, vicepresidente de Honda, detalló que en 2015 el precio promedio de una moto equivalía a casi seis salarios mínimos y hoy puede adquirirse desde cuatro salarios mínimos.
El análisis del Total Cost of Ownership (TCO) —que incluye impuestos, seguros, combustible y mantenimiento— favorece a las motos frente a los carros, un factor clave para muchas familias que se plantean la compra como una inversión viable y accesible.
En Bogotá, este jueves 30 de octubre la Alcaldía enfrenta bloqueos y protestas de motociclistas por restricciones en Halloween, una muestra clara del impacto que este segmento tiene en la movilidad urbana.
La economía colaborativa también ha impulsado la popularidad de las motos para domicilios y transporte de pasajeros, generando ingresos en millones de hogares en todo el territorio.
El fenómeno marca un cambio importante en el transporte colombiano y refleja la realidad de un país con mayoría de población de clase media-baja que busca opciones más económicas y flexibles para sus desplazamientos.


































