El fiscal general de Montenegro, Milorad Marković, denunció presiones políticas ejercidas por el presidente de la Asamblea Nacional, Andrija Mandić, en un reciente programa televisivo en Vijesti. Según Marković, Mandić le pidió la renuncia argumentando que su sobrino era inocente, una clara señal de que se esperaba un trato preferencial en procesos judiciales.
“Mandić habló de casos específicos y solicitó que ciertos procesos se abrieran o cerraran según conveniencia. En su discurso pidió mi renuncia y dejó claro que su sobrino no debía ser procesado. Eso es una señal inequívoca de que en determinados asuntos no debemos actuar”, afirmó Marković en el programa Načisto.
Consultado sobre si había negociado con Mandić antes de asumir su cargo, el fiscal rechazó cualquier tipo de pacto o promesa y negó haberse reunido con él para discutir su nombramiento.
Marković también abordó el caso de Danilo Mandić, señalando que la Fiscalía de Podgorica remitió el expediente a la Unidad de Control Interno de la Policía para investigar por qué se demoró la notificación del incidente a las instancias judiciales, y si hubo negligencia o faltas disciplinarias.
Señaló que la policía informó a la Fiscalía cuatro horas después del suceso y a la Fiscalía Superior tres horas más tarde, pero insistió que este retraso no es representativo de la calidad general de la cooperación entre Fiscalía y policía.
En otro caso polémico, el fiscal defendió la rapidez de las acciones contra el intento de retirar un monumento dedicado a Pavle Đurišić, figura controvertida ligada a la historia de Montenegro. “La Fiscalía Superior presentó la acusación y solicitó la incautación del objeto, y no podía hacer más conforme a la ley”, aclaró.
Estas revelaciones agravan la crisis política y judicial en Montenegro, un país que enfrenta tensión constante entre poderes estatales y acusaciones de interferencia política en la justicia.
