Melun, 31 oct. – La arraigada tradición de poner chrysantémos en las tumbas durante la Toussaint está en decadencia en Seine-et-Marne. Floristas locales reportan un descenso notable en sus ventas, superado por la competencia de los supermercados que dominan el mercado con precios bajos.
En una consulta rápida a los profesionales de Melun, la voz es unánime. Florum, una de las tiendas emblemáticas, señala que la Toussaint “hace diez años que dejó de ser una fecha clave para nosotros”.
“Con el tiempo, esta costumbre se pierde”,
dice Marianne Hannouant, al frente del Jardin des Fleurs en la isla Saint-Étienne de Melun.
El motor del cambio está claro: las cadenas de grandes superficies importan flores en masa a precios inferiores a 5 euros, una oferta que los pequeños floristas no pueden igualar. Compran grandes cantidades al por mayor y a menudo flores extranjeras que abaratan el coste.
El consumidor que aún visita las tiendas físicas es mayor de 40 años y casi nunca jóvenes, según los comerciantes locales.
En cuanto a preferencias, el clásico chrysantémo de cabeza grande ha sido casi reemplazado por el chrysantémo multifleur, más demandado en esta temporada según Florum. También se nota un aumento en la venta de bruyères, plantas consideradas menos vistosas pero más duraderas, que van ganando terreno en las lápidas.
Este cambio refleja una evolución del ritual: flores más resistentes y discretas dominan frente a la opulencia floral tradicional. La diferencia económica pesa, pero también el estilo y la preferencia de los compradores hacia opciones menos efímeras.
Entre la herencia cultural y la realidad del mercado moderno, la Toussaint sigue siendo la fecha para recordar a los muertos, pero la forma de hacerlo está cambiando radicalmente en Seine-et-Marne.
 
						
									


































 
					 
								
				
				
			 
							 
							 
							 
							 
							 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				