Pedro Sánchez pasó más de cinco horas en el Senado este jueves y apenas aportó datos claros en la comisión que investiga la financiación del PSOE. La comparecencia, esperada como un hito para arrojar luz sobre las dudas en torno al partido, terminó siendo un ejercicio de evasivas y desvíos.
Desde el inicio, Sánchez dejó claro que su estrategia era esquivar los temas difíciles. En lugar de responder sobre las posibles irregularidades, se dedicó a lanzar acusaciones contra rivales políticos como Ayuso, Casado y a mencionar casos de corrupción como Gürtel o Púnica. Su guion incluso incluyó un chiste desafinado cuando la senadora de Más Madrid, Carla Antonelli, aseguró que el gobierno progresista iba a durar mucho: “Prefiero decir para largo”, respondió Sánchez, sin que nadie de su grupo parlamentario riera.
La sesión tuvo momentos tensos. La senadora de UPN, María Caballero, logró arrancarle nueve minutos de respuestas claras donde Sánchez admitió, aunque a su manera, que en algún momento pudo recibir dinero en efectivo del partido. Matizó que siempre hubo factura de por medio y aseguró que nunca superaron los mil euros, lo que según él descartaría delito.
Pero esos fueron los escasos destellos de claridad. La mayor parte del tiempo, Sánchez se refugió en un “no recuerdo” permanente o un “no me consta”. Ni siquiera pudo decir dónde está el despacho del gerente del PSOE en Ferraz o si tuvo conocimiento de la denuncia contra Ábalos por gastos excesivos en 2021. Para justificar su desconocimiento, alegó falta de tiempo para visitar la sede del partido, una excusa que no convenció a nadie.
En otro frente político, la militancia de Junts ha respaldado por un 87% romper la alianza con el PSOE tras el referéndum interno convocado por Carles Puigdemont. La participación fue alta: un 67%. Curiosamente, los porcentajes coinciden con los que permitió sellar el pacto de investidura. La dirección de Junts aún no ha aclarado cómo afectará esta ruptura a su apoyo parlamentario, dejando en la práctica las cosas igual que antes.
Por su parte, el president valenciano, Carlos Mazón, expresó sentirse afectado un año después por los insultos recibidos en el funeral de las víctimas de la DANA. Mazón pide tiempo para reflexionar tras reunirse con familiares y afectados en los próximos días. Aunque se especuló con una posible dimisión, él mismo descartó novedades políticas y recordó que participará en las próximas comisiones de investigación tanto en Les Corts como en el Congreso.
Además, Mazón anunció cambios de gobierno próximos tras la salida de Gan Pampols, vicepresidente para la reconstrucción. No dio detalles concretos pero confirmó que será necesaria una nueva crisis para reconfigurar el ejecutivo valenciano.
 
						
									


































 
					 
								
				
				
			 
							 
							 
							 
							 
							 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				