Guillermo Francos presentó ayer su renuncia como jefe de Gabinete en medio de una interna feroz dentro del gobierno de Javier Milei. Su salida, anunciada con un posteo en la red social X, pone fin abrupto a la semana de gloria del oficialismo tras las elecciones legislativas.
En su mensaje, Francos explicó que deja el cargo para que Milei pueda “afrontar sin condicionamientos la etapa de gobierno que se inicia”. Fue la primera señal pública de un desgaste interno marcado por rumores insistentes sobre cambios en el gabinete.
El exjefe de Gabinete apuntó indirectamente contra uno de sus rivales internos: Santiago Caputo, cuya creciente influencia en la “coalición de todas las derechas”, con respaldo de Estados Unidos y un salvataje financiero condicionante, parece haber sido el detonante.
Manuel Adorni, elegido por Karina Milei, reemplazará a Francos pero no tendrá el peso político que comienzan a tener Caputo y su entorno. Lisandro Catalán, mano derecha de Francos, también renunció simultáneamente al Ministerio del Interior, lo que refuerza la idea de un cambio profundo en esos sectores.
En su mensaje, Francos lanzó tres críticas puntuales: primero, negó que su renuncia fuera por motivos personales y denunció un clima de presión y rumores; segundo, cuestionó la llegada de “actores del equipo de gobierno sin responsabilidades formales que toman decisiones”; y tercero, resaltó su apuesta histórica a la búsqueda de consensos con gobernadores para avanzar en reformas estructurales, una estrategia que ahora parece desplazada por la belicosidad que impone la alianza con Washington.
El peso de Estados Unidos en el armado político del gobierno se vuelve evidente. El lobby republicano, encabezado en Argentina por Barry Bennet y la consultora Global Tactic, impulsa la figura de Caputo para gestionar no solo el Presupuesto 2026, sino también las reformas laboral y tributaria clave para el plan oficialista. Esto además incluye negociar con los sectores del PRO que aún responden a Mauricio Macri.
Francos venía de afirmar con tranquilidad en Radio Mitre hace apenas cuatro días que no tenía intenciones de dejar su cargo. Pero la presión interna, junto al rechazo explícito del enviado estadounidense Mauricio Claver-Carone, que lo responsabilizó en el pasado por cuestiones en el Banco Interamericano de Desarrollo, terminaron marcando su salida.
Desde esta partida, el gobierno de Milei encara una nueva fase con una coalición más alineada con los intereses del sector más duro y belicoso de la derecha, dejando atrás la política de consensos que impulsaba Francos. Su salida refleja no solo una disputa personal, sino un giro estratégico bajo la presión del salvataje financiero condicionado que entró de la mano de Donald Trump.


































