La elección reciente dibuja una foto diferente a lo que pasa en la política real. La Libertad Avanza (LLA) se impuso con una contundente victoria, subiendo su caudal electoral en casi ocho puntos en solo un mes y desplazando al peronismo del 47% al 41%, según datos oficiales.
Sin embargo, la fuerza azul violeta no consiguió llevar a sus candidatos de siempre. Diego Santilli, ganador en Buenos Aires, junto con legisladores como Ajmechet en CABA o Fregonese en Entre Ríos, no forman parte del círculo cerrado de Javier Milei. Esto pone en dudas cuán alineado estará LLA dentro del Congreso a partir de marzo de 2026.
El sistema de boleta única papel (BUP) también jugó un rol clave: facilitó que los punteros locales pierdan su peso tradicional y redujo el clientelismo en provincias como Buenos Aires. Esto junto al desdoblamiento de las elecciones provinciales debilitó la movilización peronista para la lista oficialista encabezada por Taiana.
La interna en el peronismo profundizó esta fractura. Desde la condena a Cristina Fernández y su prisión domiciliaria, tensionó la disputa entre kirchneristas y el peronismo no kirchnerista. Tras la elección, hubo reproches internos, con figuras como Axel Kicillof cuestionando la BUP y otros atacando la división de la elección provincial o apuntando directamente contra Máximo Kirchner y Cristina.
Los expertos Constanza Mazzina y Roberto Bavastro señalan que la elección refleja un desgaste de los partidos tradicionales a nivel nacional —Peronismo, PRO y UCR— que pierden terreno frente a figuras personalizadas como Milei, aunque mantienen el poder territorial en sus provincias.
En el Senado, la realidad no deja dudas: La Libertad Avanza controlaría cerca de 20 bancas, sumado al PRO ascenderían a 26. Este bloque tiene el número suficiente para bloquear cualquier iniciativa que no guste al oficialismo, marcando un nuevo equilibrio de poder que aumentará la tensión política en el Congreso.
Por último, esta elección confirma una tendencia que se vivió en 2009 y 2017: la interpretación fácil de los resultados no suele anticipar con precisión lo que sucederá políticamente. La foto es estática, la realidad dinámica y mucho más compleja.
