Angie Bonilla, madre de Lyan Hortúa, el niño de 11 años secuestrado casi 18 días por las disidencias de las FARC en Jamundí, negó las versiones que hablan de millonarios lujos o propiedades tras la liberación de su hijo.
El menor fue retenido desde el 3 de mayo por el frente Jaime Martínez. Su familia vivió días de angustia mientras el gobierno y la comunidad respondían con oraciones y acciones para su pronta liberación. Se habló de un posible pago de rescate para asegurar la libertad del niño y su madre, conocida en redes como ‘Barbie Vanessa’.
Lo que más llamaba la atención en el caso fueron los rumores sobre la fortuna familiar y sus vínculos con “Los Rastrojos”, banda criminal cuyo alias clave es ‘Mascota’, padre biológico del menor. Además, estaba el negocio de joyería con clientes famosos que manejaba la pareja de Angie, generando especulaciones sobre un estilo de vida ostentoso.
La verdad desde la madre
En una reciente entrevista con ‘Más allá del silencio’, Angie rompió su silencio y aclaró que todo ha sido malinterpretado:
“Ni tengo ni he tenido propiedades como decían, cantidades de dinero, jamás, nunca (…) Fuimos víctimas y ser revictimizados fue terrible… Si soy trabajadora, he tenido boutique, negocio de icopores, asadero de pollos, joyería, pero no soy millonaria (…) Esa es la historia que me quedó con Lyan.”
Para ella, lo peor fue la señalización pública y la suposición de que su familia detenta grandes riquezas, lo que, dice, ha distorsionado su realidad y afectado su vida personal y profesional.
El secuestro puso a la familia en el centro de la atención nacional, pero la madre insiste en que lo prioritario siempre fue la vida y el bienestar de su hijo, no los negocios ni las apariencias.
Por ahora, la familia continúa recuperándose del trauma mientras el país recuerda el drama que vivió un niño vulnerable en medio del conflicto armado que aún persiste en algunas regiones de Colombia.


































