Alberto Núñez Feijóo ha impulsado que las elecciones autonómicas en Extremadura se adelanten al 21 de diciembre, un movimiento que está marcado por la estrategia política más que por la urgencia tradicional del adelanto electoral.
El adelanto llega en un momento en que Feijóo también presiona para que la Comunidad Valenciana no convoque elecciones anticipadas a pesar de la dimisión de Carlos Mazón como presidente regional del Partido Popular en esa comunidad.
Desde 2020, España ha vivido un total de 9 adelantos electorales, una cifra récord en la democracia reciente que refleja cómo esta herramienta ha pasado de ser el último recurso político a un elemento táctico habitual.
En el pasado, adelantar elecciones era visto como un signo de crisis o fracaso de una legislatura. Ahora, explican el analista político Pablo Simón, profesor de la Universidad Carlos III, y el periodista de elDiario.es, José Precedo, se ha convertido en una maniobra frecuente para ganar ventaja política o ajustar balances de poder.
El caso de Extremadura ejemplifica esta tendencia. La convocatoria arrancará justo antes de Navidad, en plena campaña de citas electorales, y está diseñada para evitar tanto riesgos como oportunidades para el adversario.
Por el contrario, en la Comunidad Valenciana, pese a la salida de Mazón, Feijóo apuesta por mantener la estabilidad hasta las elecciones previstas, evitando una convocatoria anticipada que podría alterar el escenario político regional.
Este nuevo uso táctico del adelanto electoral marca una diferencia significativa con la vieja política, donde representar un adelanto fuera del calendario establecido era una señal de debilidad o crisis interna.
El anuncio oficial en Extremadura se suma a un contexto en el que la política española acumula desgaste y nuevas formas de competir electoralmente, con decisiones estratégicas que afectan directamente el timing de las campañas.
El debate sobre la conveniencia o no de adelantar elecciones vuelve a abrirse en círculos políticos españoles, con el partido de Feijóo liderando este movimiento pragmático desde la oposición para maximizar su impacto.
En las próximas semanas será clave observar cómo reaccionan los actores en Valencia y otras comunidades, y si este fenómeno de adelantos tácticos se consolida de forma definitiva en el tablero político español.

































