La central solar de torre Ivanpah, la mayor de su tipo en Estados Unidos ubicada en el desierto de Mojave, California, será parcialmente apagada en 2026. Dos de sus tres secciones, que suman una capacidad de alrededor de 250 MW, dejarán de operar antes de lo previsto tras once años en funcionamiento.
El proyecto arrancó en 2014 con gran respaldo gubernamental. Barack Obama aportó 1,6 mil millones de dólares para su construcción, defendida por el entonces secretario de Energía, Ernest Moniz. Sin embargo, la inversión total alcanzó cerca de 2,2 mil millones de dólares y desde el inicio mostró problemas para producir energía solar de forma eficiente.
Ivanpah funciona con una tecnología poco común: 347.000 espejos (heliostatos) reflejan luz solar hacia tres torres de 140 metros que alcanzan temperaturas de hasta 1000 °C para generar vapor y activar turbinas. Para la noche, usa un generador de combustibles fósiles para mantener la producción.
En febrero, Jason Isaac, del American Energy Institute, calificó Ivanpah como “ejemplo claro del despilfarro y la ineficiencia de proyectos energéticos subvencionados”. La planta no cumplió las expectativas de generación y dependía del gas natural, lo que reforzó las críticas sobre costos y tecnología obsoleta.
La compañía energética PG&E ha decidido rescindir anticipadamente sus contratos, inicialmente vigentes hasta 2039, porque la penalización por cierre resulta más beneficiosa para sus clientes. “Esta es la dinámica normal de una evolución tecnológica competitiva”, explicó Don Howerton, director de compras de PG&E, señalando el auge actual del fotovoltaico y las baterías, que han hecho obsoleta esta tecnología.
Además de problemas económicos, Ivanpah lleva años en el centro de críticas ambientales. Organizaciones como el Sierra Club denuncian la muerte de miles de aves y daños graves al ecosistema, incluyendo tortugas y plantas raras del desierto. Julia Dowell, portavoz del Sierra Club, calificó la planta de “fracaso ambiental y financiero”.
“Ivanpah ha destruido hábitats irremplazables y ha demostrado que no todas las energías renovables son iguales”, afirmó Dowell.
El diputado californiano Tom Lackey reconoció que aunque Ivanpah representó un paso inicial en energías limpias, la tecnología solar concentrada no puede competir con los sistemas fotovoltaicos modernos. Anunció que el sitio será reutilizado para instalar paneles solares más eficientes y continuar generando energía limpia para la región.
Con uno de los índices de insolación más altos de EE.UU. (3700 horas por año en Mojave frente a 1600 en Alemania), el fracaso de Ivanpah evidencia que la innovación tecnológica rápida puede volver obsoletos grandes proyectos antes de tiempo y obliga a replantear inversiones públicas en renovables.
La planta será recordada como un experimento caro y polémico que resaltó los límites de ciertas tecnologías solares y los costos ambientales de su instalación.
						
									

































