Después de 102 años como una de las muchas tumbas sin identificar, el cuerpo de un marine británico caído en la Primera Guerra Mundial ha recibido finalmente un nombre y un homenaje en Francia.
Se trata de Reginald Clarence Rogers, nacido en 1889 cerca de Ashford, sur de Inglaterra, y que sirvió en el Royal Marine Light Infantry. Rogers murió el 26 de marzo de 1918 durante la operación alemana Michael, cubriendo la retirada británica en el cruce del río Ancre en el norte de Francia.
Su cuerpo fue recuperado en 1923, pero no pudo ser identificado entonces. La Commonwealth War Graves Commission (CWGC) confirmó este mes que la tumba sin nombre en el Cementerio Serre Road No.2, en la región de Picardía, es la de Rogers. No usaron pruebas de ADN sino un análisis detallado de los registros militares, que ubicaron a Rogers en el punto exacto donde fue hallado el cuerpo y descartaron a otros posibles.
Rogers ingresó en los Royal Marines con 17 años en 1906 y ya antes de la guerra había servido en India, Gibraltar y Hong Kong. Durante la contienda fue ascendido a sargento y recibió la Medalla Militar en 1917 tras sus acciones en Gavrelle, en la batalla del Somme.
Un acto solemne tuvo lugar en su tumba en Francia el mes pasado. Participaron familiares, miembros de los Royal Marines y representantes de la embajada británica. El capellán naval John Money dirigió la ceremonia, y el sonido de la “Última llamada” conmovió a los presentes.
Rogers estaba casado con Mabel Grace Annie Mills, quien nunca se volvió a casar después de enviudar en 1918 y falleció en 1959. Tenía tres hermanos, uno de ellos también murió en el frente francés, sirviendo con la artillería real.
La identificación y el homenaje de Rogers son el resultado de años de trabajo de investigadores y del compromiso de la CWGC por identificar a los soldados desconocidos de la Gran Guerra. Alexia Clark, del Centro Conjunto de Casualidades y Compasión, destacó:
“Estoy agradecida a los investigadores. Su trabajo ha permitido dar nombre a la tumba y honrar el sacrificio de CSM Rogers.”
El caso refleja el esfuerzo por recuperar la memoria y dar dignidad a miles de soldados británicos y aliados caídos en conflictos centenarios, en especial aquellos enterrados como “desconocidos”.


































