En medio del vacío interestelar, donde parece no haber nada, científicos han confirmado la presencia de moléculas de carbono con formas que recuerdan a balones de fútbol. Estos llamados fullerenos, y en particular un tipo específico conocido como buckyballes, están compuestos por 60 átomos de carbono formando estructuras esféricas alveoladas.
Investigadores de la Universidad de Colorado Boulder han dado un paso clave para entender cómo se forman estas moléculas en el espacio. En condiciones que replican el vacío espacial, expusieron a unos hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP) a radiación parecida a la interestelar. Estas moléculas, que en la Tierra son contaminantes tóxicos sostenidos por la combustión de carbón o petróleo, se transformaron en estructuras muy similares a las buckyballes.
Jordy Bouwman, coautor del estudio publicado en el Journal of the American Chemical Society, explicó:
“Es clave entender cómo el carbono del universo cambia para incorporarse en sistemas planetarios como el nuestro.”
Esta transformación molecular nunca antes observada muestra que las HAP pueden reorganizarse en formas casi idénticas a las buckyballes, pero falta confirmar si estas estructuras terminan cerrándose en esferas perfectas en el espacio. De ser así, podría explicar en gran medida la composición de parte del polvo interestelar.
Una buena noticia para afinar esta hipótesis es que el telescopio espacial James Webb tiene la capacidad de detectar las señales químicas de estas moléculas en el espacio. El siguiente paso para los científicos será apuntar sus instrumentos al cosmos para buscar estas señales y cerrar el ciclo entre laboratorio y espacio real.
Estas estructuras, llamadas buckyballes en referencia al arquitecto Richard Buckminster Fuller y sus famosos domos geodésicos, podrían ser una pieza esencial para entender la compleja química del carbono en el universo y su evolución hacia sistemas planetarios como nuestro sistema solar.
Por ahora queda confirmado que no todo es vacío frío entre las estrellas, sino un laboratorio natural donde el carbono y la radiación construyen estas extrañas y vitales moléculas.


































