El cometa interestelar 3I/ATLAS reapareció este 31 de octubre tras cruzar detrás del Sol y ya tiene su primera fotografía. El registro fue hecho por Qicheng Zhang, del Observatorio Lowell en Arizona, utilizando el telescopio Discovery.
Este objeto, detectado originalmente el 1 de julio por el sistema ATLAS en Chile, es el tercero de origen interestelar confirmado y el más grande observado hasta ahora, con un núcleo de aproximadamente 20 kilómetros y una masa superior a 33.000 millones de toneladas.
Viaja a más de 210.000 kilómetros por hora y atraviesa el sistema solar en una órbita hiperbólica que no lo atrapará en el sistema solar. Su punto más cercano al Sol fue entre el 29 y 30 de octubre, cuando estuvo a 1,36 unidades astronómicas, cerca de la órbita de Marte.
Durante ese momento, el cometa se ocultó atrás del Sol desde la Tierra, pero los telescopios y cálculos orbitales permitieron seguir su trayectoria. Apenas reapareció, pudo verse más luminoso, aunque solo como una pequeña mancha azulada, algo poco común según los expertos.
“Es solo el tercer cometa interestelar que hemos podido estudiar y los científicos están muy entusiasmados por aprender cómo son estos cuerpos en otros sistemas solares”
dijo Jason Wright, astrónomo de la Universidad Estatal de Pensilvania.
La científica Laura Nicole Driessen, del radioastronomía en la Universidad de Sídney, destacó la antigüedad del cometa, con una edad estimada en más de 7.000 millones de años, mucho mayor que nuestro sistema solar de 4.600 millones. “Pasó millones de años viajando a alta velocidad antes de cruzar momentáneamente por nuestro sistema solar”, explicó.
Desde la NASA confirmaron que 3I/ATLAS no representa peligro para la Tierra. Aunque su paso se acerca al sistema solar interior, la trayectoria no lo pondrá en riesgo de colisión.
El cometa será visible durante diciembre desde la Tierra, cuando alcance su mayor proximidad a nuestro planeta. Los telescopios de todo el mundo ya están listos para observarlo y seguir su rumbo.
Para los aficionados que quieran verlo, solo se necesita un cielo despejado y un horizonte muy bajo hacia el este. No será un espectáculo brillante, sino una mancha tenue más visible con los días.
El fenómeno sigue generando interés por la información que puede aportar sobre la formación de sistemas estelares y la composición química del gas primordial.
Esta es una oportunidad única para estudiar un objeto con origen en otra parte de la galaxia que pasa fugazmente cerca nuestra sin representar amenaza.


































