Bridget Phillipson, secretaria de Educación del Reino Unido, advirtió esta semana que el Brexit y las políticas de austeridad siguen causando “problemas importantes” para la economía británica.
Sus declaraciones llegan justo cuando la chancellor Rachel Reeves se prepara para presentar un presupuesto el próximo 26 de noviembre que incluirá posibles subidas de impuestos para financiar el gasto público.
Phillipson denunció que los efectos del Brexit siguen dificultando la recuperación económica tras la pandemia, afectando la inversión y la capacidad productiva. Al mismo tiempo, las medidas de austeridad aplicadas en la última década han reducido servicios y soporte estatal, limitando el crecimiento.
La presión sobre el Gobierno laborista de Keir Starmer aumenta mientras intenta equilibrar la necesidad de incrementar ingresos para sostener el gasto público y evitar que la economía caiga en una nueva etapa de estancamiento.
El Reino Unido sigue enfrentando un entorno económico complejo, con inflación alta, interrupciones en las cadenas de suministro y un mercado laboral que aún no se recupera del todo.
Reeves pidió a la ciudadanía prepararse para “decisiones difíciles” en el próximo presupuesto, un mensaje que señala que los tiempos de austeridad no han terminado pese al cambio de Gobierno.
Esto indica que la respuesta económica del Reino Unido aún dependerá de un delicado equilibrio entre mantener el gasto social y controlar las finanzas públicas en medio de un contexto inflacionario y un Brexit que no termina de resolverse.


































