Juan Marconi, ex vicepresidente segundo de Independiente, habló este jueves con crudeza sobre el convulsionado período que vivió en la dirigencia tras la salida de Hugo Moyano en 2022.
Marconi fue parte del trinomio que derrotó a Moyano en la lista de la Agrupación Independiente Tradicional, comandada por Fabián Doman y acompañada por Néstor Grindetti. Sin embargo, la unidad duró poco. Doman renunció a los seis meses y Grindetti tomó el mando, generando un choque absoluto con Marconi, que terminó dimitiendo en enero de 2024.
En su primera entrevista profunda tras su salida, Marconi admitió que el club estaba “tomado” y plagado de manejos políticos opacos. Contó que fue víctima de agresión física por parte de un ex integrante de Comisión Directiva, Jorge Damiani, tras una pelea por el control del área deportiva del club.
“Fue a los pocos días de haber ganado la elección… Me pegó una trompada y me rompió la boca, ¿qué voy a hacer?”
Además, cuestionó duramente a Doman por haber abandonado el barco tan rápido y por no haber podido constituir una verdadera gestión. “Era un desastre desde lo institucional”, sentenció.
Marconi describió un club en “desastre” con una política interna tan confrontativa que incluso después de sacar a Moyano el clima no mejoró. “Un club muy politizado donde la gente come sanguchitos mientras afuera reprimen en la cancha”, relató en referencia a incidentes policiales tras un partido contra Boca.
El periodista recalcó la dificultad de hacer política en un club tan grande y polarizado en Argentina. “O transás o no llegás. Si no estás bien en AFA, tenés que hacer las cosas muy bien en tu club, algo que no logramos”, afirmó.
También describió las dudas y arrepentimientos que tuvo al aceptar la candidatura aquella vez. Fue uno de los pocos nombres creíbles para la gente, dice, pero terminó sintiéndose usado y aislado dentro de la dirigencia. “Todos estaban en mi contra, no me quedaba nadie de confianza”, señaló.
La crisis dirigencial sigue dejando secuelas en Independiente, con un presente bajo la gestión de Grindetti, apostando a la política antes que a la gestión futbolística. Marconi se bajó con la conciencia de no poder cambiar el sistema político y de poder dentro del club.
Este testimonio confirma que el Independiente después de Moyano no solo no cerró heridas, sino que entró en una etapa de mayor conflicto y fractura interna.


































