Las últimas elecciones en Estados Unidos dejaron claro que los votantes rechazan a políticos anti-trans y buscan un liderazgo inclusivo.
En Virginia, Abigail Spanberger hizo historia al convertirse en la primera mujer gobernadora del estado, derrotando al republicano Winsome Earle-Sears, quien gastó alrededor de 2 millones de dólares semanales en anuncios transófobos sin éxito.
En Nueva Jersey, el demócrata Mikie Sherrill, conocido por su defensa de los derechos LGBTQ+, también se impuso para gobernador.
Pero el triunfo más resonante fue en Nueva York donde Zohran Mamdani, de 34 años, fue elegido alcalde convirtiéndose en el primer musulmán y el más joven en el cargo desde 1892.
Mamdani no tardó en reafirmar su apoyo al colectivo trans en su discurso de victoria en Brooklyn:
“Aquí defendemos a todos, ya seas inmigrante, parte de la comunidad trans, o alguien con dificultades para cubrir sus gastos”
Grupos como GLAAD y la Human Rights Campaign destacan que estos resultados demuestran que los mensajes basados en el odio y la división pierden terreno ante propuestas centradas en economía, sanidad y servicios públicos.
Sarah Kate Ellis, presidenta de GLAAD, afirmó:
“Los estadounidenses rechazan la política divisiva anti-LGBTQ+ y exigen líderes que prioricen temas reales para todos, como la asequibilidad y la libertad”
Estos triunfos contrastan con la campaña de Andrew Cuomo, exgobernador de Nueva York y rival de Mamdani, marcado por escándalos de acoso y falta de conexión con los votantes, que lanzó anuncios polémicos y poco efectivos.
Los datos lo confirman: según una encuesta de Gallup de abril, el 60 % de los votantes se preocupa mucho por la economía, un 59 % por la sanidad y un 56 % por la inflación, mientras que solo un 1 % ve los derechos LGBTQ+ como principal prioridad.
Kelley Robinson, presidenta de HRC, señaló:
“Los votantes quieren líderes que pongan a la gente primero y no se dejan engañar por millones en publicidad transófoba”
Estas elecciones mandan un mensaje claro: la política en EE UU se está moviendo hacia un discurso basado en inclusión y respeto, dejando atrás las tácticas de miedo y división. Para España y el resto del mundo, es un indicador del cambio también en las sensibilidades sociales del electorado estadounidense.


































