Houston vive esta semana una doble cara con la inauguración de Untitled Art, feria que abre nueva etapa cultural en Texas, y una ciudad que no oculta su raíz petrolera.
Al llegar, el visitante se topa con el contraste: ejecutivos de energía en gafas AR y logos de Chevron que recuerdan quién manda en esta urbe. El arte no escapa a la presencia del petróleo. Desde el Rothko Chapel, con sus lienzos de púrpura intenso, hasta exposiciones que reflexionan sobre la energía y su impacto global, el vínculo es inevitable.
La Menil Collection recuerda la historia con obras como el Broken Obelisk de Barnett Newman, símbolo de racismo y resistencia local. En paralelo, artistas contemporáneos como Francesca Fuchs y Mel Chin proponen homenajes y críticas a través de instalaciones innovadoras que dialogan con el pasado y la sociedad.
En el Buffalo Bayou Park Cistern, la artista Lita Albuquerque presentó una performance futurista que combina danza, música y espacio, sumergiendo a los presentes en un relato visual y sonoro que evoca viajes interplanetarios. Mientras tanto, la feria Untitled Art, con sus 88 galerías, se sostiene como epicentro cultural dentro del George R. Brown Convention Center, donde hasta el nombre del edificio convoca imágenes industriales.
Michael Slenske, director de Untitled Art Houston, lo resumió bien al hablar del reto: «Es como construir una ciudad y luego administrarla», refiriéndose a cómo la ciudad evoluciona sin reglas de zonificación estrictas que mezcla espacios industriales con culturales.
El evento es a la vez un pulso con la identidad de Houston, donde las bombas de gasolina pueden convivir con guarderías y galerías. Artistas locales como Mark Flood y Adam Marnie aportan color y crítica mientras galerías internacionales amplían la mirada.
Durante la feria destaca la propuesta de Mel Chin, con “Pool of Light”, una lámpara hecha de sillas de oficina que homenajea la labor femenina invisible en las empresas. Proyectos de residencias como PAC Art apuntalan la escena emergente de la ciudad.
El programa también incluye un recorrido por exposiciones instaladas en instituciones locales. El Asia Society Texas exhibe obras de Hung Hsien, pionera del arte chino contemporáneo, junto con esculturas florales en espacios inesperados. En el Contemporary Arts Museum Houston, la muestra de Tomashi Jackson, local de Houston, conecta historia negra y arte con magistral fuerza.
La comunidad artística no solo expone sino que se encuentra: cenas, fiestas y conversaciones —como la de Mary Ellen Carroll, que afirmó “Me gusta esta ciudad, la entiendo”— marcan la energía del momento cultural.
La presencia implacable de la industria petrolera es un telón de fondo constante, recordado incluso en los carteles del aeropuerto y el zumbido del jet fuel en el despegue. En Houston, el arte y la industria se entrelazan pese a su contradicción, marcando el pulso de una ciudad construida y gobernada por energía y creatividad.


































