Esta mañana a las 9:30 comenzó en Comodoro Py el juicio por el caso Cuadernos de las Coimas, la causa de corrupción más grande de la historia argentina. La principal acusada es la expresidenta Cristina Kirchner, junto a otros 86 imputados, entre ellos exfuncionarios y empresarios.
Por ahora las audiencias se harán por Zoom y se espera que las conexiones se mantengan así mínimo hasta marzo, cuando pasarán a dos sesiones semanales. El volumen probatorio es tan alto que el juicio podría extenderse por años.
La causa se basa en los cuadernos del chofer Oscar Centeno, que documentó los sobornos que hacían empresarios para quedarse con contratos de obra pública durante los gobiernos kirchneristas. Según las declaraciones, el dinero recaudado viajaba en valijas con candados hacia la Quinta de Olivos, un departamento en Recoleta y destinos en Santa Cruz como Río Gallegos y El Calafate.
Entre los acusados están figuras clave del esquema señalado como “la jefa” de la red a Cristina Kirchner. Julio De Vido será juzgado como uno de los organizadores junto a su ex mano derecha Roberto Baratta, señalado por empresarios como responsable de coordinar exigencias de aportes.
Otro foco de la causa es José López, capturado con casi nueve millones de dólares y otros bienes en un convento en 2016, quien confesó su rol en la recaudación ilícita.
“No les bastó con meterme presa y proscribirme de por vida… necesitan mantener viva esta opereta judicial para distraer y presionar” dijo hoy Cristina Kirchner en Twitter.
El juicio es una derivación de la investigación periodística que en 2018 encabezó Diego Cabot y un equipo de La Nación, que destapó la trama de sobornos sistemáticos durante los años del kirchnerismo.
En Comodoro Py, la tensión es alta. Los acusados deben conectarse en videollamada desde distintos lugares y la jornada inició con llamadas a declarar a todos los imputados. El proceso se extenderá en etapas, pero el foco está puesto en la expresidenta y su rol como jefa del sistema que operaba con coimas para obras públicas.
Mientras tanto, el calendario habla de semanas, pero el juicio podría durar años. Hoy se puso en marcha un proceso que promete definir la intensidad política y judicial que atraviesa a la Argentina desde hace una década.


































