El gobierno de Donald Trump anunció una reducción del 10% en la capacidad de vuelos en al menos 40 aeropuertos clave de Estados Unidos ante la escasez de controladores aéreos causada por el cierre de gobierno más largo en la historia, que ya dura 36 días.
La medida entra en vigor este viernes y afecta a los aeropuertos más transitados como los tres de Nueva York (JFK, LaGuardia, Newark), así como los hubs de Washington D.C., Atlanta y Dallas. La escasez de personal en la administración —paralizada por el cierre federal— ha obligado a limitar despegues y aterrizajes en puntos estratégicos.
El shutdown, provocado por una disputa en el Congreso sobre fondos para programas sociales y sanitarios, mantiene paralizados a cientos de miles de empleados públicos y afecta servicios esenciales como la aviación, asistencia sanitaria y ayudas como los cupones de alimentos.
Trump culpa a los demócratas de la crisis por negar fondos e insiste en que esta división fue clave en su derrota reciente en elecciones locales. El presidente promete un anuncio importante para el jueves, vinculado a una nueva política.
Mientras la tensión crece, la situación amenaza con empeorar el caos en los vuelos domésticos y la frustración ciudadana, que ve ampliarse un shutdown sin fin y sin señales claras de solución.
El impacto también cruza fronteras: la reducción afecta a aeropuertos internacionales que conectan EE UU con Europa, incluyendo vuelos con salida y llegada en Londres, lo que puede alterar la movilidad y el comercio transatlántico.
El cierre histórico supera ya los anteriores récords de paralización gubernamental, con consecuencias cada vez más visibles en la economía y condiciones cotidianas dentro y fuera de Estados Unidos.


































