Nadine y Lewis Morgan, de Briton Ferry, vivieron una noche de Halloween muy distinta a la esperada en Margam Park, Gales. Aunque el evento Scream Time publicitaba una ruta accesible, la pareja acabó “avergonzada y agotada” tras enfrentarse a pendientes, obstáculos y falta de ayuda.
Nadine, usuaria de silla de ruedas ambulante, había contactado con los organizadores para confirmar la accesibilidad. Le avisaron de una única subida complicada y que habría stewards para asistir en la ruta, pero la realidad fue muy distinta. Al llegar, encontraron una cola de 25 minutos e intentaron evitar llegar antes de tiempo siguiendo las instrucciones.
Durante el recorrido, la pareja no vio más que un solo steward, sin presencia visible para ofrecer ayuda. La pendiente “era muy dura” para Lewis, quien empujaba su silla especializada, única que facilitó avanzar sobre tablones y rampas mal señalizadas. Nadine relata que se sintió “muy avergonzada” al quedarse atascada sin apoyo, mientras los actores continuaban con el espectáculo sin intervenir.
Al llegar a la zona conocida como Scare Village, la falta de señalización dificultó encontrar baños y comida; además, tuvieron que esperar por falta de existencias en el puesto de bebidas. La decepción aumentó cuando, a las 22:30 horas, descubrieron que el castillo principal estaba cerrado sin anuncio previo, justo cuando habían pagado 30,75 libras por la entrada y planificado la visita.
“Nos dijeron que volviéramos el domingo, pero no es Halloween y no se puede planear así cuando hay huelgas de autobús” contó Nadine.
La pareja asegura que no encontraron información clara sobre horarios de cierre en la página web, solo un horario para empleados. Para Nadine, que había hecho múltiples gestiones para reservar entradas con reconocimiento de su discapacidad, la experiencia resultó “una pérdida total” y “completamente inaccesible.” Lewis resumió: “pagamos para hacer ejercicio.”
Scream Time respondió a la queja asegurando que sus eventos buscan ser inclusivos y que trabajan con organizaciones de discapacidad para mejorar. Añadieron que el steward estaba presente para ofrecer rutas alternativas y que se comunica el cierre del evento, aunque la pareja no lo experimentó así.
Este caso expone una brecha importante entre la accesibilidad prometida y la realidad en eventos masivos del Reino Unido, un problema creciente para personas con movilidad reducida que requieren planificación cuidadosa para participar en actividades culturales y de ocio.


































