Scott Besent, secretario del Tesoro de Estados Unidos, confirmó que la administración de ese país está negociando con el equipo económico argentino un swap de monedas por 20.000 millones de dólares.
Este tipo de acuerdo sirve para reforzar las reservas de un país en momentos de restricciones externas y pesos sobre las divisas. El swap no implica una transferencia inmediata de fondos sino un contrato para intercambiar divisas en fechas y montos ya pactados.
En términos prácticos, estas divisas mejoran las reservas brutas de Argentina pero no las netas, ya que el país no puede usarlas hasta activar el acuerdo. Ese paso es clave: sólo entonces el Banco Central argentino podría acceder a esos dólares para estabilizar el mercado cambiario o afrontar vencimientos externos.
El uso de fondos genera un pasivo: al finalizar el swap Argentina debe devolver esos dólares con un interés acordado, simulando un préstamo temporal y condicionado.
Este recurso se volvió habitual en acuerdos bilaterales recientes. En abril, por ejemplo, Argentina firmó uno similar con China por 5.000 millones de dólares a un año.
El swap de monedas con Estados Unidos, si se concreta, implicaría un respaldo financiero considerable para la economía argentina en medio de tensión cambiaria y dificultades para acumular reservas.
Así, el gobierno suma una herramienta clave para afrontar la presión sobre las reservas internacionales sin comprometerlos de forma inmediata, aunque con la obligación futura de devolver los fondos.
El acuerdo está en etapa de negociación y refleja la búsqueda argentina de nuevos mecanismos para anclar la estabilidad financiera en un contexto global complicado.
