La presidenta del Congreso, Francina Armengol, mantuvo intacta la iniciativa del grupo Sumar y negó incluir a las víctimas judías del ataque terrorista de Hamás del 7 de octubre en el minuto de silencio celebrado hoy en la Cámara.
El suceso de ese día dejó alrededor de 1.200 muertos según datos oficiales del gobierno israelí. Sin embargo, la izquierda española solo quiso recordar a las víctimas palestinas calificadas como víctimas de un “genocidio”.
Desde la bancada del Partido Popular se guardó silencio en señal de respeto, pese a que su propuesta para homenajear a todas las víctimas fue rechazada por la Junta de Portavoces.
“Es lamentable que de todo haya que hacer política”, criticó la diputada Ester Muñoz del PP.
Por su parte, Vox optó por abandonar el hemiciclo al inicio de la sesión, rechazando participar en un acto que consideraron “una gran farsa”. Su portavoz, Pepa Millán, acusó a los socios del Gobierno de manipular el recuerdo de las víctimas.
La polémica vuelve a dividir el Congreso, donde el recuerdo a los muertos se usa como arma política. Mientras un sector niega la memoria a los más de mil civiles israelíes asesinados por Hamás, otro insiste en la narrativa del sufrimiento palestino y acusa a Israel de genocidio.
Este enfrentamiento evidencia un creciente revisionismo selectivo en España, que complica cualquier intento de consenso ante el conflicto israelí-palestino en plena escalada internacional.
La crisis en el Congreso refleja la profunda división interna sobre cómo abordar y reconocer las víctimas dentro del conflicto, donde la memoria oficial parece depender del color político del que la gestiona.
