La air quality index (AQI) de Delhi mostró solo un aumento marginal en la noche de Diwali el 20 de octubre, según datos de AQI.in. La capital india ya tenía niveles de contaminación “Muy Pobre” antes del festival, y la cifra volvió rápidamente a ese rango después de la celebración.
Entre el 17 y el 19 de octubre, varias estaciones de monitoreo —como Wazirpur, Ashok Vihar, Anand Vihar y Vasant Kunj— reportaron un AQI entre 250 y 345, niveles ya peligrosos para la salud. Las fuentes principales fueron emisiones industriales, quema de rastrojos en estados vecinos y tráfico vehicular.
El 20 de octubre, cuando estallaron los fuegos artificiales, el AQI subió brevemente por encima de 400 en puntos como Gurugram y Ashok Vihar. Pero apenas pasaron 24 horas, las cifras volvieron a estabilizarse en la franja “Muy Pobre”, entre 320 y 380, manteniéndose hasta el 23 de octubre.
El análisis confirma que Diwali contribuye solo de forma temporal y moderada a la mala calidad del aire. Factores meteorológicos como baja velocidad del viento, alta humedad y la contaminación constante por actividades agrícolas y urbanas desempeñan un papel mucho más decisivo.
Además, durante las horas de Diwali se detectaron picos breves en dióxido de azufre y monóxido de carbono, pero la contaminación general se mantuvo estable poco después. Esto subraya que el problema de Delhi es estructural y permanente, no un pico vinculado exclusivamente a las celebraciones.
Los patrones de contaminación de este año siguieron la misma tendencia que en 2024, reforzando la idea de que la crisis ambiental no se reduce a los días de Diwali. Las soluciones requerirán medidas sostenidas contra las fuentes industriales, el transporte y la quema agrícola.
