Un niño de 10 años en Murcia ha tenido que cambiar de colegio en San Javier tras cuatro años soportando acoso escolar sin que el centro educativo actuara eficazmente. Sus padres llevan años denunciando ante el equipo directivo del CEIP El Recuerdo el acoso sistemático al que su hijo Álvaro (nombre ficticio) fue sometido por un grupo de alumnas.
Según la familia, las agresiones comenzaron con insultos y lesiones físicas que llegaron a causarle hematomas. A pesar de varias llamadas de alerta a tutores y dirección, la respuesta del colegio fue minimizar el problema calificándolo como “cosas de niños”.
El acoso se intensificó: amenazas directas, aislamiento social y momentos en que el niño quedó excluido incluso durante los recreos, acosado y acorralado, según denuncian los padres. Este curso, los abusos incluyeron amenazas con golpearlo “con una botella de aluminio llena”, lo que terminó con el menor sufriendo crisis emocionales y migranas intensas que requirieron atención de psicólogo y neurólogo.
“No puedo más con esto, siento que el cole no me ayuda y prefiero morirme”
Estas palabras del niño dispararon la activación de un protocolo de riesgo suicida en el centro. Sin embargo, tanto ese protocolo como el de acoso escolar se cerraron en menos de una semana alegando resultados “desfavorables”. La familia critica que los investigados no fueron las agresoras y que se trató como culpable a la víctima.
Finalmente, y ante la ausencia de soluciones por parte del colegio, la familia decidió trasladar a Álvaro a otro centro. Desde la Consejería de Educación de Murcia aseguraron que el expediente se cerró “sin evidencias de acoso” y que el cambio fue decisión exclusiva de la familia. También destacaron que el protocolo es “muy exhaustivo” y que mantienen seguimiento de alumnos tras cierre de casos.
Sin embargo, la historia de Álvaro pone el foco en cómo los sistemas para detectar y frenar el acoso escolar aún presentan fallos graves en la región, y cómo víctimas terminan desplazadas mientras las agresoras permanecen impunes, según denuncian sus familiares.


































