Dos hechos violentos sacuden a México: el asesinato de Carlos Manzo, ex alcalde de Uruapan, Michoacán, y la agresión sexual contra la Presidenta Claudia Sheinbaum en la Ciudad de México.
Manzo fue asesinado tras enfrentar frontalmente al crimen organizado con recursos municipales limitados y escaso apoyo federal. Su muerte vuelve a mostrar lo vulnerable que es el sector de presidentes municipales en un país marcado por la disputa territorial de grupos criminales.
En un caso que ha conmocionado, Sheinbaum fue atacada por un hombre con antecedentes penales mientras caminaba en la calle. El intento de besarla por la fuerza y abrazarla se suma a la violencia cotidiana que sufren las mujeres en México y que no está suficientemente castigada por la ley.
Sheinbaum calificó la agresión como un ataque a todas las mujeres y legisladoras exigen una ley que sancione este tipo de delitos con severidad.
El incidente puso en duda la estrategia de seguridad y cercanía de la mandataria, pues exhibe que su protección es insuficiente ante un país con presencia criminal en casi todas las regiones.
Expertos y actores políticos alertan que el Estado debe garantizar la seguridad de la Jefa del Ejecutivo, pues su integridad es vital para la estabilidad nacional. La idea de que todo mexicano es un “pueblo bueno” es, según el análisis, una falacia ante la realidad de individuos violentos y desquiciados.
El asesinato de Manzo en Uruapan, epicentro del narcotráfico michoacano, refleja la guerra territorial que también ocurre en Sinaloa, donde las facciones criminales se disputan el control estatal con ribetes multinacionales.
La sociedad local respaldaba plenamente a Manzo, quien pese a los llamados al gobierno central no recibió el apoyo suficiente para hacer frente al crimen. Esta falta de respuesta de Palacio Nacional y la debilidad del combate al crimen organizado han generado crecientes críticas hacia el gobierno de Sheinbaum, que lleva menos de un año.
A pesar de todo, en Culiacán se preparan para la Feria Internacional del Libro del 10 al 16 de noviembre, buscando un rayo de esperanza en medio de la violencia, porque, como dicen, “un pueblo que lee es más sabio”.
Estos eventos dejan claro que el desafío de gobernar en escenarios violentos sigue creciendo, con una estrategia de seguridad que debe intensificarse y ajustes urgentes para proteger tanto a gobernantes como a mujeres en México.


































