Al menos cuatro personas murieron y varias regiones de Ucrania sufrieron apagones masivos en la noche del viernes 7 al sábado 8 de noviembre tras una intensa ola de ataques rusos contra infraestructuras energéticas, informaron fuentes ucranianas.
Según el Ministerio de Defensa de Ucrania, Moscú lanzó un ataque masivo con 458 drones y 45 misiles. El ejército ucraniano afirmó haber derribado 406 drones y 9 misiles, pero varios impactos llegaron a su objetivo.
Los ataques se dirigieron a instalaciones clave, causando cortes eléctricos y cortes en el suministro de agua potable en lugares como Kremenchuk, donde actualmente no hay luz, agua ni calefacción, según las autoridades locales.
El balance humano incluye tres muertes en Dnipro, al este del país, tras el impacto de un dron en un edificio, y un fallecido en Járkov. Estas regiones fueron blanco directo de las operaciones, informa France 24 con base en AFP.
Andrii Sybiga, ministro ucraniano de Exteriores, condenó los ataques:
«Las operaciones rusas vuelven a golpear la vida cotidiana, privando a la población de electricidad, agua y calefacción, destruyendo infraestructuras fundamentales y dañando redes ferroviarias».
La ofensiva coincide con la presión militar rusa sobre Pokrovsk, un punto estratégico en el este, donde se libra una batalla clave que podría cambiar el control territorial en los próximos días. Moscú controla ya cerca del 20% de Ucrania, según análisis de AFP y el Instituto para el Estudio de la Guerra.
La campaña rusa busca desestabilizar el país con inclemencias climáticas invernales que agravarán la situación humanitaria, apuntan expertos.


































